domingo, 4 de mayo de 2025

El Futuro Incierto del Corazón de Cieza

Vivimos tiempos de cambios profundos en nuestro modelo de sociedad, transformaciones que afectan prácticamente todos sus ámbitos: desde la economía y la tecnología hasta nuestras interacciones sociales, la cultura que consumimos e, indudablemente, el espacio físico que habitamos. En mi localidad, en Cieza, estas transformaciones se avecinan con una fuerza especial, prometiendo redefinir el corazón de nuestra ciudad, su centro histórico. No pretendo juzgar si estos cambios serán positivos o negativos; mi intención es simplemente anticipar una realidad que, observando dinámicas similares en otros lugares, parece inevitable.

Durante décadas, el centro de Cieza ha sido su corazón indiscutible. Ha sido el epicentro de la vida comercial y social, el lugar donde se han concentrado los principales negocios, las tiendas emblemáticas, y el sitio deseado para residir. El bullicio característico, el ir y venir constante, han definido hasta ahora su esencia y su vitalidad.

Sin embargo, en Cieza, como ya ha ocurrido en tantas otras ciudades, todo parece indicar que pronto asistiremos a un cambio igualmente profundo: el previsible abandono de este centro histórico para trasladar gran parte de ese bullicio, esa energía vital, hacia la periferia urbana. Estamos a las puertas de una inversión de flujos que redefinirá nuestras costumbres y la fisonomía de nuestro municipio.

Un factor determinante y quizás el más visible de este fenómeno será la próxima apertura de nuestro propio centro comercial situado a las afueras. Esta nueva y gran estructura de consumo y ocio actuará como un potente polo de atracción, diseñado para llevar al ciudadano a abandonar las calles tradicionales del centro para concentrar gran parte de la actividad económica y social en sus instalaciones climatizadas y con amplio aparcamiento.

El resultado previsible es un paulatino vaciamiento de la esencia misma de nuestro centro. En un futuro no muy lejano, podríamos ver calles que antaño rebosaban actividad mostrar un número creciente de locales cerrados, escaparates vacíos que reflejarán la parte de la vida que se ha marchado. Será un proceso lento, quizás, pero implacable en sus efectos sobre el tejido comercial y social.

En este contexto de previsible transformación, la memoria me lleva a la vieja Sombrerería Eslava, situada en el mismo corazón que ahora parece amenazado. Aunque hoy ya no está abierta, su historia y su esencia nos sirven para ilustrar perfectamente el tipo de negocio y de vida social que el centro de Cieza podría perder o ver mermada significativamente con esta nueva dinámica. No era una tienda cualquiera; era un pedazo vivo de la historia de Cieza. Según las crónicas, José María Eslava la inauguró en 1863. Desde aquel día, su icónico letrero de hierro con forma de galera se convirtió en un centinela silencioso del tiempo.

Entrar en Eslava era sumergirse en otra atmósfera. No solo por el mobiliario de madera, el largo mostrador o las estanterías repletas de sombreros organizados por estación. Lo que realmente llenaba el espacio era la interacción humana, la relación que se forjaba con el tiempo.

La tienda trascendía la mera transacción comercial; era un punto de encuentro, un foro improvisado. Las tertulias de la sombrerería eran famosas, lugares donde se discutía de todo, donde clientes se volvían amigos, donde las conversaciones fluían sin prisa y las voces llenaban el espacio de una vitalidad única, de ese "bullicio de la vida" que hoy parece buscar refugio en otras partes, y que el nuevo centro comercial atraerá previsiblemente a sus pasillos. 

Por eso, aunque su cierre ocurrió en otro momento por sus propias circunstancias, la tristeza de aquel día resuena hoy como un presagio de lo que muchos otros negocios con historia, alma y vida en el centro de Cieza podrían experimentar. Cerrar una de estas tiendas no es solo la bajada de una persiana; es el silencio de voces que no volverán a debatir, el vacío de un lugar de encuentro, la pérdida de un pedazo tangible de la historia y del alma social del centro de Cieza.

Parece confirmarse así que los tiempos mandan y que, en este proceso de previsible vaciamiento del centro de Cieza, desaparecerán o languidecerán muchos lugares que, como Eslava, tenían historia, tenían alma, tenían vida. Lugares que eran el escenario donde se tejía, día a día, una parte fundamental de la identidad y la comunidad de nuestro pueblo, y cuya previsible pérdida empobrecerá el corazón de nuestra ciudad.


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