lunes, 22 de julio de 2024

La Magia de la Luna Llena

Desde mi más tierna infancia, la luna llena ha ejercido en mí una profunda fascinación. Recuerdo las noches en que mi padre, con su voz cálida y envolvente, me contaba historias sobre la luna, haciéndome creer que si subíamos a lo alto de la montaña podríamos tocarla. Yo, con la inocencia y la imaginación propias de un niño, me lo creía a pies juntillas, y la sola idea me dejaba sin aliento. 

 Aunque ahora sé que aquello era imposible, esa sensación mágica sigue viva en mí. Cada vez que veo la luna llena, una parte de mí sigue deseando poder alcanzarla con mis propias manos. Y no solo eso, la luna también tiene el poder de conectar vidas. Hace unos días, cuando la luna estaba casi llena, me conecté con otra persona que está en la otra parte del mundo. Los dos sentimos como tocábamos la luna al mismo tiempo, unidos por su luz plateada a pesar de la distancia. Puede parecer una pura invención pero les puedo asegurar, más allá de lo que diga la ciencia, que es real; o al menos para mi en ese momento lo fue.


Este mes de julio, la luna llena del ciervo ha sido un verdadero regalo para los sentidos. Observarla no solo es un deleite visual, sino también una oportunidad para reconectar con las historias y tradiciones que han inspirado a la humanidad durante siglos.

La luna llena ha sido objeto de innumerables creencias y leyendas a lo largo de la historia. Se dice que cortarse el pelo o las uñas durante esta fase lunar favorece su crecimiento, y en algunas culturas se asocia con la fertilidad tanto de la tierra como de las mujeres. Aunque la ciencia ha desmentido la relación entre la luna llena y la locura, la expresión "lunático" sigue siendo utilizada para referirse a comportamientos extraños o impredecibles.

Nuestros antepasados utilizaban la luna como referencia temporal y guía para sus actividades, especialmente las agrícolas. La luna llena también era un momento propicio para encuentros familiares y festividades, y ha sido testigo de innumerables historias de amor bajo su luz plateada.

Las leyendas del hombre lobo, que se transformaba en bestia bajo la luna llena, me han fascinado desde siempre. Aunque sé que son solo eso, leyendas, su encanto perdura en el tiempo.

Recuerdo con nostalgia aquellos años en que, junto a un grupo de amigos, corríamos bajo la luna llena de abril. Era un ritual que nos llenaba de energía positiva y que bautizamos como "correr la luna de abril".

Este mes de julio, he elegido la Ermita de Cieza como escenario para disfrutar de la luna llena del ciervo. Allí, bajo un cielo despejado y con la mínima contaminación lumínica, la luna se ha mostrado en todo su esplendor, aunque las fots con el móvil no han sido capaces de captarla con toda su belleza.

No soy el único que busca estos momentos mágicos bajo la luz de la luna, no fui el único en la Ermita. Existe incluso un nombre para aquellos que compartimos esta fascinación: selenofilia; sin duda, puedo decir que soy selenefílico.

Observando la luna en la Ermita de Cieza, no he podido evitar pensar en Jack y Sara, los personajes de la novela "El sueño de una vida" de Shirin Klaus. Seguro que ellos también escucharon muchas de estas leyendas y compartieron momentos inolvidables bajo la luz de la luna llena.

domingo, 7 de julio de 2024

Mi rio, mi libro y mi sueño

Cada vez que puedo, suelo dar largos paseos por las orillas del río Segura a su paso por Cieza. Y suelo decir: "Este es mi río". Lo cierto es que no tengo escrituras ni ningún papel que avale que es mío; y seguro que cualquier vecino de Cieza puede decir lo mismo con la misma autoridad y rotundidad que yo. En realidad, ha sido el río de nuestros antepasados. Y ahora es el río de todos los que lo disfrutamos: de los huertanos que aprovechan sus aguas para hacer fértil la tierra, de la flora y la fauna que vive en él y de él, de los deportistas que lo navegan, de los turistas que lo admiran, de los historiadores que estudian su legado y de los muchos bañistas que, como yo, se refrescan en sus aguas durante los calurosos meses de verano.

Soy de los que prefieren el río a la piscina o la playa. Cada vez que puedo, me escapo a bañarme al río, por lo general al paraje conocido como "la presa".

He recorrido kilómetros y kilómetros del río dejándome llevar por sus aguas, con o sin salvavidas, en simples ruedas como flotadores de apoyo, en barca con amigos o en recorridos turísticos. He bajado presas, esquivado troncos y piedras. Soy un enamorado del río, quizás por eso digo que es mi río.

En otoño, invierno, primavera y también en verano, me gusta dar largos paseos junto al Segura por los caminos que lo serpentean, manteniendo un diálogo silencioso con sus aguas, sus árboles y sus veredas. En la paz de esos caminos he encontrado la solución a muchos problemas y la respuesta a muchas preguntas.

Desde hace unas semanas, en mis largos paseos por el río, llevo conmigo el libro "El sueño de una vida" de Shirin Klaus, esperando oír sus susurros sobre la fórmula mágica que pueda convertirlo en la lectura del verano.

El río Segura no es solo un río, es parte de nuestra historia, nuestra cultura y nuestra vida. Es un tesoro que debemos cuidar y proteger para las generaciones futuras

sábado, 29 de junio de 2024

La magia de las fuentes naturales: La Murta

 Siempre me han fascinado las fuentes naturales. De niño, en mi pueblo, Mogente, era un ritual recorrerlas y beber su agua fresca, especialmente en verano. Llenábamos botijos y nos empapábamos sin cuidado. Al volver de vacaciones, revisitar cada fuente era una tradición familiar llena de risas y chapoteos. 

Las noches de verano eran mágicas. Mis hermanos, primos y yo explorábamos las fuentes del pueblo bajo la luz de la luna. Era un juego, un secreto compartido que atesoramos en la memoria.

Hoy en día, en Cieza, mi pueblo, sigo buscando manantiales y fuentes en mis paseos por el campo. Conozco su ubicación, sus historias y las leyendas que las rodean. Cada una es un portal al pasado, un testigo silencioso de innumerables vivencias.

Lamentablemente, muchas fuentes se han secado o su agua ya no es potable. Una excepción es la Fuente de la Murta, en Cieza, un manantial situado al pie del macizo del Almorchón. Su flujo constante, incluso en años de sequía, tiene algo de mágico. ¿Quién sabe? Quizás Jack y Sara, protagonistas de "El sueño de una vida", la hayan visitado en secreto, atraídos por su encanto.

Visitar la Fuente de la Murta es reconectar con la naturaleza y la historia. El sonido del agua brotando, el frescor del ambiente y la belleza del entorno crean una experiencia única.

Las fuentes naturales tienen una magia especial, como esta de la Murta en Cieza. Y cuando menos te lo esperas, surge una sorpresa como esta novela. 

Una grata mañana la que pase ayer. Os invito a descubrirla y a dejaros llevar por su encanto.

sábado, 22 de junio de 2024

El Museo del Esparto de Cieza: un espacio donde el pasado y el presente se entrelazan en la memoria colectiva

A mí me encanta caminar por el campo de secano de Cieza, sobre todo los días de lluvia o humedad. Me relaja perderme entre las matas de esparto en las rutas de secano de Cieza. Me flipa ese olor a tierra mojada y ver a los caracoles asomar tímidamente de sus caparazones. En años de mucha lluvia, el esparto crece que da gusto, y a veces, sin darme cuenta, me pongo a recoger los tallos más largos para hacer cuerdas y, al final del paseo, una honda para tirar piedras bien lejos, ¡como me enseñó mi padre!


Mi padre, en sus últimos años, encontró en el esparto un compañero inseparable. Nos pedía madejas de esparto ya preparado y, con sus propias manos, convertía esas fibras secas en pequeñas maravillas. Hacía de todo: alpargatas en miniatura que parecían de juguete, salvamanteles que daban ganas de usarlos, abanicos que parecían sacados de un museo, e incluso cernachos para los caracoles, ¡tan bonitas que daba pena usarlas! Era su forma de recordar viejos tiempos y de crear cosas bonitas con sus propias manos. Era un gustazo verlo trabajar el esparto, con esa mezcla de paciencia, habilidad y añoranza por lo que hacía.


Cieza vivió una época en la que el esparto era el rey. Fábricas por todos lados, gente trabajando día y noche... Pero no era todo tan bonito como parecía. La mayoría eran obreros explotados, niños trabajando, etc. con sueldos de miseria y condiciones de trabajo pésimas. Muchos vivían en casas de mala muerte, apenas tenían para comer. El esparto daba trabajo, sí, pero también mucha pobreza y sufrimiento. Una época de contrastes, de luces y sombras, que marcó la historia de Cieza.


En los años 60, era normal ver a las mujeres sentadas a la puerta de sus casas haciendo "lia", que es como se llama a la acción de trenzar el esparto para hacer capazos, esteras y otras cosas. Era una imagen típica de los pueblos, ¡casi como una postal! Hoy en día ya no se ve, pero por suerte hay sitios como el Pequeño Museo del Esparto que mantienen viva la memoria del esparto y nos recuerdan cómo era la vida antes. ¡Es como un viaje en el tiempo!


Entrar al pequeño museo del esparto de Cieza es como teletransportarse al pasado. Te encuentras con un montón de herramientas antiguas, algunas con nombres que ni te imaginas, todas usadas para trabajar el esparto. Ves cómo convertían esa planta seca en cuerdas, cestos, alpargatas... Conoces de primera mano, contado por sus protagonistas, cómo era la vida de los esparteros, el trabajo duro que hacían. Y te das cuenta de lo importante que fue el esparto para Cieza, una planta humilde que dio de comer a tantas familias. Al salir, miras de otra forma esos campos de esparto que rodean el pueblo, pensando en todas las historias que esconden.


En Cieza, además de deliciosos melocotones, melocotoneros y huertas en la zona de regadío, también encontrarás campos de esparto en las zonas de secano. Al pasear por ellos, recorres parte muy significativa de Cieza. ¡Y si tienes la oportunidad, visita el museo del esparto! Te sorprenderá descubrir la importancia que tuvo esta planta en la vida de la gente de Cieza.

sábado, 15 de junio de 2024

Los melocotones de Cieza: Un tesoro local con proyección internacional

Los melocotones de Cieza son reconocidos por su calidad, no solo a nivel local, sino también a nivel regional, nacional e internacional, convirtiéndose en un producto de exportación que lleva el nombre de nuestro pueblo a todo el mundo. Un simple paseo por los campos nos regala la vista de las diferentes variedades de melocotones, recordándonos la espectacular floración multicolor que disfrutamos hace unos meses.
 

Más allá de su exquisito sabor y calidad, los melocotones representan un motor económico fundamental para Cieza. Son muchos los que dependen de su cultivo y comercialización, no solo los empresarios agrícolas, sino también podadores, jornaleros y recolectores.


Para mí, los melocotones fueron una importante fuente de ingresos “extra” durante mi época de estudiante, hasta que ingresé a la universidad. Desde principios de junio hasta bien entrado agosto, trabajaba en la recolección, comenzando con las que eran variedades tempranas entonces como los Pipas, seguidas de los Chatos o Paraguayos, los Maruja y, finalmente, los Jerónimos en agosto. La jornada laboral comenzaba con las primeras luces del alba y se extendía hasta pasadas las dos de la tarde. Hoy en día, esas variedades ya no son tan comunes, solo las encontramos en manos de nostálgicos como yo que las conservan en sus campos o jardines como un recuerdo del pasado. En su lugar, predominan variedades más tempranas, productivas y resistentes a las plagas. 


Recuerdo con cariño a mi antiguo empleador, "Chinales", para quien trabajaba todos los veranos. Él siempre me incluía en sus cuadrillas y era de los últimos en despedirme allá por el mes de agosto con dinero “fresco” para la feria de finales de agosto. Recorrer los campos con la capaza a cuestas me permitía identificar los mejores melocotones, que guardaba para el final de la jornada para llevar a casa una docena de piezas especialmente dulces y recién cosechadas.



Su sabor único y su historia la convierten en un tesoro local que, sin duda, seguirá conquistando paladares en todo el mundo
.Los melocotones de Cieza son más que una fruta, son un símbolo de tradición, cultura y economía local.

viernes, 7 de junio de 2024

El Gorgotón de Cieza: Un manantial de ensueño en Murcia

 El Gorgotón de Cieza siempre ha sido un lugar mágico para mí. Un manantial de aguas cristalinas y templadas que brota junto al río, a la altura de la central eléctrica de Almadenes. En sus aguas puras me he dado el primer baño del año en más de una ocasión, marcando el inicio de la temporada de verano a principios de mayo.


Más allá de ser un simple lugar para refrescarse, el Gorgotón es uno de los manantiales más importantes de la Región de Murcia. Su caudal constante y la calidad de sus aguas lo convierten en un tesoro natural de incalculable valor. Rodeado de un entorno natural único, el manantial ofrece un refugio perfecto para aquellos que buscan escapar del bullicio de la ciudad y conectar con la tranquilidad de la naturaleza.


Pero el manantial no solo destaca por su belleza natural, sino también por su conexión con la última novela de mi hija Alba. En las aguas cristalinas del Gorgotón se bañaron Jack y Sara, los protagonistas de la novela "El sueño de una vida" de
Shirin Klaus
. Una historia de amor que ha hecho que mis paseos por el Gorgotón sean aún más especiales.


Si estás buscando un lugar para refrescarte en un entorno natural único y cargado de historia, las aguas del Gorgotón de Cieza son una opción ideal. Un lugar mágico donde podrás disfrutar de la belleza de la naturaleza, dejarte llevar por la paz y la tranquilidad, y, quizás, sentirte parte de una historia de amor inmortalizada en las páginas de un libro.

sábado, 1 de junio de 2024

La Presa de Cieza: Un lugar mágico para disfrutar del verano

 En Cieza, mi pueblo, existió una isla y una presa que servía para derivar agua, a través de un canal conocido como "el cauce", a una amplia zona que se convirtió en una fértil huerta rodeada de agua. Ni la isla ni la presa existen hoy en día como tales; sin embargo, tenemos una excelente zona de baño fluvial denominada "La Presa", que para mí es uno de los principales puntos de encuentro y baño con familia y amigos durante los largos veranos. Durante todo el año es una amplia zona recreativa con buena sombra, mucho espacio, mesas y bancos donde familias enteras y amigos se dan cita para disfrutar de una buena merienda.


Estaba muy cerca de mi casa, tan cerca que a la vuelta a casa todavía llegaba mojado y con el cuerpo helado por las frías aguas del río.


Sin duda, la zona de baño más popular de Cieza es "la presa"; esta guarda una interesante historia que se remonta a finales del siglo XIX. En 1891, se construyó una presa en el río Segura a poco menos de dos kilómetros del centro urbano con el objetivo de derivar el agua y hacer posible el riego en una amplia zona agrícola conocida como la Isla. Esta zona, ubicada entre el río y el canal de riego, se convirtió en una isla fértil gracias a la llegada del agua. La presa de Cieza fue derribada en 1973.


La puerta de entrada a "la isla" era un puente junto al cual se encontraba una tasca denominada bar "rana". La isla, además de huerta, contenía muchos rincones pegados al río que servían de zona de baño, con escondrijos de cañas y maleza para dejar la ropa. Por caminos pegados al río llegábamos a la presa desde donde nos metíamos en el agua y nos dejábamos arrastrar aguas abajo hasta llegar al arenal muy cerca del puente de Hierro.


La que fuera una isla ya no lo es, pero sigue siendo una fértil huerta regada por sistemas de riego más modernos. Lo que era una presa ya no existe, ni quedan restos visibles; en la actualidad es la zona de baño por excelencia
, como siempre lo fue, de muchos ciezanos, entre los que me cuento.

La "presa" de Cieza es un lugar mágico con mucha historia

sábado, 25 de mayo de 2024

El botijo: Un legado de tradición, ingenio y sostenibilidad

Hoy en día, nos resulta impensable no tener electricidad, frigorífico y agua fresca tanto en el campo como en la ciudad. Sin embargo, no siempre fue así. Yo, como muchos otros, nací y viví durante bastantes años sin corriente eléctrica y, por lo tanto, sin frigo. Pero siempre he tenido y he disfrutado del agua fresca, gracias en gran medida a un objeto simple pero ingenioso: el botijo.
 

Entre los métodos tradicionales para mantener el agua fresca sin electricidad ni frigorífico, el botijo destaca por méritos propios. Su presencia era constante en las casas tanto del pueblo como del campo. También era imprescindible para los jornaleros que trabajaban en el campo bajo el sol abrasador, quienes siempre encontraban un botijo fresco a la sombra para saciar su sed.
 

La forma característica del botijo, con su vientre abultado y su cuello estrecho, no es fruto del azar. Es una obra maestra de la ingeniería natural, inspirada en los propios principios de la física. Su amplia superficie permite una mayor evaporación, lo que enfría el agua contenida en su interior. Un diseño biomimético perfecto, que aprovecha las propiedades de la arcilla y la circulación del aire para crear un sistema de refrigeración natural, sin necesidad de energía externa.


El origen del botijo como método para tener agua fresca se remonta a la Antigüedad. Hallazgos arqueológicos datan su uso de miles de años atrás. Su diseño, basado en la porosidad de la arcilla, es un ejemplo magistral de cómo la observación de la naturaleza puede conducir a soluciones prácticas y sostenibles.


Por su sencillez y bajo costo, el uso del botijo se extendió rápidamente por toda la cuenca del Mediterráneo. En la Edad Media, los árabes introdujeron técnicas de alfarería más avanzadas, lo que permitió la elaboración de botijos más elaborados y decorativos.


En España, el botijo se convirtió en un elemento esencial de la cultura popular, especialmente en las zonas rurales. Su uso se mantuvo vigente durante siglos, y para mí sigue siendo un símbolo de la tradición.


Los botijos eran capaces de mantener el agua fresca de forma casi mágica. Sin embargo, esta magia no era más que genialidad. La genialidad del botijo reside en su capacidad para enfriar el agua a través de la evaporación. Las paredes gruesas de arcilla permiten que el agua se filtre lentamente hacia la superficie, donde se evapora. Este proceso de evaporación absorbe calor del interior del botijo, creando un efecto refrescante que mantiene el agua a una temperatura agradable. 


Recuerdo que era muy importante saber preparar un botijo adecuadamente para que “diera” agua fresca de calidad. Los pasos eran muy sencillos:

  • Sumergir el botijo nuevo en agua durante 24 horas. Esto ayuda a sellar los poros de la arcilla y evita que el agua se filtre demasiado rápido.
  • Algunos recomiendan agregar un poquito de anís al agua del remojo. Según decían, esto ayudaba a eliminar cualquier sabor a barro que pudiera quedar en el botijo.
  • Una vez completado el remojo, se vaciaba el botijo y se dejaba secar al aire libre durante 24 horas.

Con la llegada de los frigoríficos y otros métodos para tener agua fresca, el botijo ha perdido parte de su función original. Sin embargo, sigue siendo un objeto apreciado por muchos, incluido yo. Su capacidad para mantener el agua fresca de forma natural, sin necesidad de electricidad, lo convierte en una opción ecológica y sostenible. Además, su diseño simple y tradicional le aporta un encanto especial que lo hace un objeto decorativo.


En un mundo cada vez más preocupado por el medio ambiente, los botijos se erigen como un símbolo de sostenibilidad. Fabricados con materiales naturales y duraderos, no generan residuos ni contaminan. Su uso evita el consumo innecesario de energía eléctrica y de plásticos, contribuyendo a un futuro más verde.


Los botijos son mucho más que simples recipientes para el agua. En muchas culturas, representan la tradición, la artesanía y la conexión con la tierra. Su presencia en hogares y patios evoca recuerdos de veranos cálidos, reuniones familiare
s.

sábado, 11 de mayo de 2024

Un vergel añorado renace: "El sueño de una vida" en la finca del Madroñal

 Un manantial generoso, tierras fértiles y la sabia intervención humana en plena armonía transformaron un paraje en un auténtico vergel, admirado y recordado ahora con añoranza. Así fue durante años con Guillermo del Madroñal y sus antepasados. Sin embargo, desde hace tiempo, la finca permanece totalmente abandonada, con las huellas de su esplendor desvaneciéndose en la memoria de quienes la conocieron.

De la pluma de Shirin Klaus, la finca del Madroñal renace como un hotel rural cuidado por una familia, donde se desarrolla la trama de la novela "El sueño de una vida". La autora nos presenta una realidad alternativa que explora un escenario hipotético dentro de los límites de lo plausible, donde la ficción se entrelaza con una posible realidad.

En este universo alternativo, conocemos a Jack, un madrileño que ve Murcia como una región de segunda, y a Sara, una ciezana enamorada de su pueblo. La historia gira en torno al retorno al hogar de Jack, quien llega a Cieza, el pueblo de sus abuelos, buscando el dinero que necesita para salir de sus apuros económicos. Sin embargo, lo que encuentra es algo mucho más valioso: la importancia de la familia, el tiempo de calidad con amigos y la paz de la vida rural.
La novela nos presenta a una familia enamorada de su tierra y crea la entrañable figura del abuelo, quien se convierte en el protagonista en la sombra. La historia, divertida, tierna y conmovedora, nos envuelve en una atmósfera donde el amor se ve entrelazado con una intensa realidad familiar.

La autora, Shirin Klaus, logra tocar el corazón del lector con una prosa poética y delicada, creando atmósferas con gran maestría. "El sueño de una vida" no es una obra histórica, costumbrista ni autobiográfica, pero sin duda es una novela que nos invita a reflexionar sobre la importancia de nuestras raíces, la familia y la búsqueda de la felicidad en los lugares más inesperados

martes, 7 de mayo de 2024

La Fuente del Madroñal: Un oasis en la memoria

La Fuente del Madroñal es más que un simple manantial; es un pedazo de mi infancia, un lugar grabado a fuego en la memoria colectiva de Cieza. Parece que desde siempre, ha estado ahí, como si la naturaleza la hubiera puesto allí con mimo. Pero la realidad es que fue la mano del hombre la que la hizo posible, convirtiendo un terreno árido en un vergel.

 

Recuerdo cuando era pequeño, las visitas casi semanales a la fuente para llenar garrafas de agua. Era un agua pura y fresca, considerada de gran calidad, y la fuente nunca dejaba de manar, ni siquiera en los veranos más secos.

Esa agua fue aprovechada durante años para regar la finca del Madroñal, creando un oasis en medio de la montaña. Una gran balsa de riego, construida con piedra y cal, canalizaba el agua hacia una multitud de frutales: naranjos, limoneros, mandarinos, viñas... Y en el centro de todo, el madroño centenario, símbolo de la tenacidad de la vida.

Detrás de este vergel se encontraba la labor incansable del hombre. Hace muchos años, se construyó una conducción desde el nacimiento del manantial, situado a 800 metros de altitud, hasta la fuente. Un esfuerzo titánico que transformó las áridas laderas en un jardín exuberante.

En su origen, el agua brotaba libremente por la ladera, alimentando balsas y abrevaderos para los animales. A lo largo del tiempo, se fueron implementando diferentes sistemas de conducción: primero con tejas apiladas, luego tuberías de hierro y finalmente, las de PVC que yo recuerdo. Estas últimas permitieron canalizar el agua hacia la balsa y convertir la fuente en un manantial inagotable.

Hoy en día, el agua vuelve a fluir libremente por la ladera, como un recordatorio del ciclo natural y la importancia de preservar este tesoro natural. La Fuente del Madroñal sigue siendo un lugar mágico, un oasis en la memoria y un símbolo de la capacidad humana para transformar el entorno.


sábado, 4 de mayo de 2024

El Madroño del Madroñal: Un Gigante Silencioso

 

En el corazón de Cieza, entre frondosa vegetación y recuerdos de tiempos pasados, se erige un gigante solitario: el Madroño del Madroñal. Este árbol centenario, que da nombre a la finca que lo alberga, ostenta el título de árbol singular por su monumental tamaño y antigüedad, representando un tesoro de alto valor ecológico y patrimonial.


Durante siglos, ha sido testigo silencioso del paso de generaciones que lo han contemplado y cuidado. Su época dorada la vivió junto a Guillermo del Madroñal, quien dedicó su vida a mimar el entorno, especialmente al madroño. La fértil tierra, el agua del manantial y el esmero de Guillermo transformaron la finca en un vergel donde el árbol crecía feliz.


Sin embargo, el tiempo no ha sido bondadoso con este gigante. Tras años de abandono, el madroño se encuentra casi asfixiado por la maleza, sin poda adecuada y sediento de un agua que ya no baña sus raíces. Es una pena que un ejemplar único, con tanta historia y valor ecológico, se halle en este estado de deterioro, casi enterrado por la maleza que obstaculiza el acceso.

El Madroño del Madroñal permanece solo y abandonado, esperando que alguien tome medidas para rescatarlo, garantizar su conservación y devolverle su imponente majestuosidad. ¿Volverá este gigante a brillar como símbolo de la riqueza natural y cultural de Cieza.

Este árbol centenario no es solo un ejemplar único, es un pedazo de nuestra historia y un tesoro natural que merece ser preservado. Es nuestro deber protegerlo y asegurarnos de que las futuras generaciones puedan disfrutar de su majestuosidad.


martes, 30 de abril de 2024

¡El Mar Menor respira aliviado! Teresa Vicente recibe el Premio Goldman

 Hoy, la comunidad del Mar Menor, los espacios naturales y la naturaleza en su conjunto se encuentran de enhorabuena. Teresa Vicente, abogada y profesora de la Universidad de Murcia, ha sido galardonada con el Premio Goldman, conocido como el Nobel del ecologismo, por su incansable lucha en la defensa del Mar Menor y otros espacios naturales de la Región de Murcia.

Recuerdo perfectamente el momento en que Teresa Vicente presentó su idea de una iniciativa legislativa popular (ILP) en la Comisión de Derechos de la Naturaleza y Humanos de la Universidad. Las caras de escepticismo eran evidentes, incluso un miembro relevante de la Comisión la tachó de "tarea imposible". Sin embargo, Teresa no se rindió. Con una determinación inquebrantable, emprendió la titánica tarea de recopilar firmas, enfrentando obstáculos y críticas a cada paso.

Su arduo trabajo y perseverancia dieron frutos. La ILP logró reunir más de 600.000 firmas, impulsando la aprobación de la Ley 19/2022, que reconoce al Mar Menor como persona jurídica, otorgándole derechos propios para su protección. Un hito sin precedentes en la lucha por la defensa del medio ambiente.

El Premio Goldman a Teresa Vicente es un merecido reconocimiento a su labor incansable y un símbolo de esperanza para todos aquellos que luchan por un planeta más sostenible. Su ejemplo nos inspira a alzar la voz, unirnos y actuar por la protección de nuestro medio ambiente. ¡Enhorabuena, Teresa! Que este premio sea un faro que ilumine el camino hacia un futuro más verde y armonioso para todos.
 

Con  esta entrada me hago eco de este hito histórico y reanudo las entradas en este blog con anotaciones semanales.