A esta misma hora (18:23 h), hace ya 29 años irrumpía pistola en mano, el teniente coronel Tejero en el Congreso de las Diputados con unos 150 guardias civiles, dejando "paralizada la sangre" de muchos ciudadanos y en entredicho nuestra joven democracia. Fueron las 17 horas más largas de una democracia que comenzaba a echar raíces. Por la libertad, la democracia y la Constitución fue el lema de la pancarta que encabezó el 24-F una de las manifestaciones ciudadanas más multitudinarias de la historia de España: un millón y medio de personas se congregaron en Madrid a las que se unieron miles y miles de hombres y mujeres en todos los pueblos de España que creían firmemente en la democracia y que lucharon activamente para que esta fuera posible. Son hombres y mujeres que no salen en los documentales, ni en las películas, ni en los libros de historia; pero en la mayoría de los casos ciudadanos con una historia personal y social intensa dedicada a la familia, al trabajo y la defensa activa de los valores democráticos. Maruja Toledo, mujer, madre, abuela y maestra jubilada con más de 40 años dedicados a la enseñanza en nuestro pueblo es una de esas personas anónimas pero con voz y rostro.
¿Crees que sería mejor olvidar?. En absoluto. Creo que es bueno recordar y no perder la memoria historia. Es importante saber perdonar, desterrar el rencor, pero nunca olvidar.
¿Cómo fueron aquellas 17 horas?. Para mí el 23 F no fue ni un día ni una noche cualquiera; precisamente aquel día Javier (mi marido) estaba preparando los carnés de los socialistas y estaba con Ana Caballero organizando el "Partido" que por aquel entonces contaban con una pequeña oficina en la calle Angostos. La noticia nos llego enseguida; incluso supimos de compañeros de otros pueblos que estaban yendo a esconderse a los campos y quemando todo aquello que les podía comprometer. La verdad es que nosotros fuimos unos confiados y creíamos que no iba a pasar nada, que aquello no iba a terminar en otro Golpe de Estado. Fue una noche muy larga, frente a la televisión, esperando la intervención del Jefe del Estado. Aquellas 17 horas las vivimos con indignación, impotencia, rabia, tristeza, desasosiego; pendientes de las noticias, paralizados; toda una noche sin dormir esperando que todo fuera una mala pesadilla. La mañana siguiente en clase fue como un día con lluvia, con muy pocos alumnos y con un silencio aterrador. No había comentarios ni dentro ni fuera de la clase.
Es curioso que ahora ni siquiera los padres de los niños que llegan al colegio han vivido el 23F; ya simplemente se recuerda por referencias, por los abuelos, por documentales, por clases de historia. Tu que has sido parvulista, ¿cómo se lo explicarías a los más pequeños?. Se lo explicaría con actividades en clase. Los niños son como esponjas que captan lo que se les dicen en la medida de su comprensión. Plantearía actividades en la que los niños pudieran elegir, opinar y hacer lo acordado entre todos. Esto me serviría para decirles más o menos ...¿Qué pasaría si alguien no nos dejara elegir y opinar sobre lo que queremos?; hay personas que no quieren que los demás piensen, opinen. Eso paso un día en el que unos señores con uniforme militar quisieron acabar con nuestra democracia. Fueron capaces de sacar tanques a la calle, apoderarse de algunas emisoras de radio y entraron en el Congreso de los Diputados con pistolas, disparando. Tenían secuestrados a todos los diputados que habían sido elegidos democráticamente por el pueblo. El Rey no quería el golpe y busco la manera de hacer que no tuviera los resultados que se buscaban. No consiguieron romper con la democracia......
Maruja forma parte de una familia y de una profesión que ha luchado por la democracia, por la educación, por la innovación educativa, por la justicia social y los valores sociales. Gracias a todos los que han hecho posible que hoy vivamos en una democracia plenamente consolidada y reconocida internacionalmente.