viernes, 9 de mayo de 2025

"Una vida de letras": un homenaje del corazón a Ángel Almela

Ayer tarde, en el corazón de la Biblioteca Padre Salmerón de Cieza, tuvo lugar un sencillo pero profundo y emotivo homenaje impulsado por el colectivo La Sierpe y el Laúd. Bajo el evocador título "Una vida de letras", se rindió tributo a una persona que, con su sencillez, está dejando una huella imborrable en nuestra comunidad cultural y, más importante aún, en nuestros corazones: Ángel Almela Valchs.

Más allá de un simple acto de reconocimiento profesional o literario, el homenaje se sintió como un verdadero alto en el camino. Fue un espacio de paz y sosiego donde pudimos ser testigos de algo que trasciende la formalidad: la conexión genuina entre los auténticos valores humanos. Se palpaba la profunda gratitud de un pueblo, de una comunidad, hacia una de sus gentes más queridas, y a su vez, la gratitud serena de esa persona hacia la tierra que lo ha visto crecer, desplegarse y amar. Fue un intercambio de afecto sincero que llenó la sala.

El colectivo La Sierpe y el Laúd, con su revista cultural a la cabeza, germinó y floreció a la sombra protectora y visionaria de Ángel Almela. Sin embargo, esta relación ha sido siempre de doble vía, una simbiosis enriquecedora: Ángel también ha crecido, madurado y se ha nutrido enormemente a través de su vínculo con La Sierpe y el Laúd y, sobre todo, con su querida Cieza. Él tuvo la extraordinaria capacidad de aglutinar voluntades en torno a un sueño cultural, de hacer realidad esa visión en unos tiempos, los de la Transición política, que podían sentirse culturalmente áridos o desérticos. Fue un pionero que supo abrir caminos.

La realidad cultural que hoy disfrutamos en Cieza sería incomprensible sin la figura vertebral de Ángel Almela. Pero, del mismo modo, Ángel Almela no sería la persona que es sin Cieza; su identidad está intrínsecamente ligada a nuestra tierra. Ha existido una simbiosis plena, una interconexión constante donde la madurez de ambos, hombre y pueblo, se ha alimentado mutuamente, creciendo y floreciendo unidos. Es precisamente esta compleja y hermosa realidad local la que, paradójicamente, convierte su historia personal en un tema universal: el arraigo, el compromiso, la construcción colectiva desde lo local.

Ángel Almela Valchs, nacido en nuestra Cieza en 1955, es, sin duda, mucho más que una figura cultural destacada en los anales. Es, ante todo, un ser humano excepcional, cuya mente y corazón han enriquecido de forma invaluable a nuestra comunidad en cada uno de sus roles. Su obra poética, tan sensible y profunda, es un espejo fiel de su alma y de su conexión íntima y respetuosa con la vida. Cada verso nos habla no solo de un talento literario inmenso, sino de una capacidad asombrosa para sentir, comprender y acariciar el mundo que lo rodea con una sensibilidad única.

Pero Ángel ha sido y es también un verdadero faro cultural. Su dedicación incansable al Grupo de Literatura La Sierpe y el Laúd y a su revista homónima no fue un mero pasatiempo intelectual; fue un acto de profundo amor por la cultura, por la libertad de expresión en un momento crucial de nuestra historia reciente, la Transición española, donde cada espacio de libertad debía ser conquistado. Su liderazgo fue un punto de luz, un faro de resistencia creativa en tiempos que aún requerían valentía para la palabra y el pensamiento crítico. Demostró un compromiso inquebrantable con la palabra libre y la difusión del pensamiento.

Para muchos de nosotros, que hemos tenido la inmensa suerte y el privilegio de compartir momentos, conversaciones y caminos con Ángel por las calles de Cieza, su presencia trasciende lo puramente profesional o cultural. Lo hemos conocido y querido viéndolo entrar y salir de sus clases, siendo el profesor respetado y, sobre todo, entrañablemente querido por generaciones de alumnos a los que ha marcado. Lo hemos tenido cerca como el amigo siempre dispuesto a escuchar con una calma infinita y una sabiduría serena. Lo hemos visto como esposo y padre, irradiando un amor tranquilo y una calidez que crean, sin esfuerzo aparente, ese sentido de familia que acoge y nutre.

Por todo ello, este homenaje, "Una vida de letras", es mucho más que el merecido reconocimiento a una trayectoria profesional o cultural brillante, aunque lo sea con creces; es la celebración sincera y emocionada de su alma generosa, de su espíritu siempre comprometido, de su calidad humana arrolladora que impregna todo lo que hace. Ángel Almela Valchs es, en mi corazón y en el de muchos que ayer estábamos allí, un creador cuya poesía me conmueve profundamente y me habla al alma, un gestor cultural imprescindible que ha transformado positivamente nuestra comunidad desde sus cimientos, y un amigo cuya simple y luminosa presencia ilumina mis días y los de quienes tienen la suerte de conocerlo.

Su coherencia ejemplar entre vida y obra, su amor incondicional y demostrado por Cieza y su inmensa e inagotable humanidad lo convierten, para mí y para tantos, en un referente indispensable, un pilar moral y cultural. Es, sencillamente, un hombre al que admiro profundamente y quiero con todo mi corazón. El homenaje de ayer fue un reflejo hermoso y merecido de ese sentimiento colectivo e individual.


domingo, 4 de mayo de 2025

El Futuro Incierto del Corazón de Cieza

Vivimos tiempos de cambios profundos en nuestro modelo de sociedad, transformaciones que afectan prácticamente todos sus ámbitos: desde la economía y la tecnología hasta nuestras interacciones sociales, la cultura que consumimos e, indudablemente, el espacio físico que habitamos. En mi localidad, en Cieza, estas transformaciones se avecinan con una fuerza especial, prometiendo redefinir el corazón de nuestra ciudad, su centro histórico. No pretendo juzgar si estos cambios serán positivos o negativos; mi intención es simplemente anticipar una realidad que, observando dinámicas similares en otros lugares, parece inevitable.

Durante décadas, el centro de Cieza ha sido su corazón indiscutible. Ha sido el epicentro de la vida comercial y social, el lugar donde se han concentrado los principales negocios, las tiendas emblemáticas, y el sitio deseado para residir. El bullicio característico, el ir y venir constante, han definido hasta ahora su esencia y su vitalidad.

Sin embargo, en Cieza, como ya ha ocurrido en tantas otras ciudades, todo parece indicar que pronto asistiremos a un cambio igualmente profundo: el previsible abandono de este centro histórico para trasladar gran parte de ese bullicio, esa energía vital, hacia la periferia urbana. Estamos a las puertas de una inversión de flujos que redefinirá nuestras costumbres y la fisonomía de nuestro municipio.

Un factor determinante y quizás el más visible de este fenómeno será la próxima apertura de nuestro propio centro comercial situado a las afueras. Esta nueva y gran estructura de consumo y ocio actuará como un potente polo de atracción, diseñado para llevar al ciudadano a abandonar las calles tradicionales del centro para concentrar gran parte de la actividad económica y social en sus instalaciones climatizadas y con amplio aparcamiento.

El resultado previsible es un paulatino vaciamiento de la esencia misma de nuestro centro. En un futuro no muy lejano, podríamos ver calles que antaño rebosaban actividad mostrar un número creciente de locales cerrados, escaparates vacíos que reflejarán la parte de la vida que se ha marchado. Será un proceso lento, quizás, pero implacable en sus efectos sobre el tejido comercial y social.

En este contexto de previsible transformación, la memoria me lleva a la vieja Sombrerería Eslava, situada en el mismo corazón que ahora parece amenazado. Aunque hoy ya no está abierta, su historia y su esencia nos sirven para ilustrar perfectamente el tipo de negocio y de vida social que el centro de Cieza podría perder o ver mermada significativamente con esta nueva dinámica. No era una tienda cualquiera; era un pedazo vivo de la historia de Cieza. Según las crónicas, José María Eslava la inauguró en 1863. Desde aquel día, su icónico letrero de hierro con forma de galera se convirtió en un centinela silencioso del tiempo.

Entrar en Eslava era sumergirse en otra atmósfera. No solo por el mobiliario de madera, el largo mostrador o las estanterías repletas de sombreros organizados por estación. Lo que realmente llenaba el espacio era la interacción humana, la relación que se forjaba con el tiempo.

La tienda trascendía la mera transacción comercial; era un punto de encuentro, un foro improvisado. Las tertulias de la sombrerería eran famosas, lugares donde se discutía de todo, donde clientes se volvían amigos, donde las conversaciones fluían sin prisa y las voces llenaban el espacio de una vitalidad única, de ese "bullicio de la vida" que hoy parece buscar refugio en otras partes, y que el nuevo centro comercial atraerá previsiblemente a sus pasillos. 

Por eso, aunque su cierre ocurrió en otro momento por sus propias circunstancias, la tristeza de aquel día resuena hoy como un presagio de lo que muchos otros negocios con historia, alma y vida en el centro de Cieza podrían experimentar. Cerrar una de estas tiendas no es solo la bajada de una persiana; es el silencio de voces que no volverán a debatir, el vacío de un lugar de encuentro, la pérdida de un pedazo tangible de la historia y del alma social del centro de Cieza.

Parece confirmarse así que los tiempos mandan y que, en este proceso de previsible vaciamiento del centro de Cieza, desaparecerán o languidecerán muchos lugares que, como Eslava, tenían historia, tenían alma, tenían vida. Lugares que eran el escenario donde se tejía, día a día, una parte fundamental de la identidad y la comunidad de nuestro pueblo, y cuya previsible pérdida empobrecerá el corazón de nuestra ciudad.


martes, 22 de abril de 2025

Mona de Pascua: Un Vínculo con el Pasado

Para mí, ayer no fue un día cualquiera, sino uno muy especial: el Lunes de Pascua. Por la tarde salimos al monte de Cieza, buscando senderos donde pasear tranquilamente, descubrir rincones nunca vistos, conectarnos con la naturaleza disfrutando del olor a monte y del manto multicolor de las flores silvestres que con las recientes lluvias están imponentes; encontrar la ruta fue tarea fácil, pues cualquier rincón del monte de Cieza es una maravilla, las orillas del camino parecían especialmente engalanadas para nuestro paso, las vistas panorámicas nunca vistas con el castillo al fondo eran espectaculares. Y, al caer la tarde, llegó el momento de disfrutar de la tradicional Mona de Pascua con un huevo cocido en el centro, la mona estaba acompañada de una tableta de chocolate puro con almendras. El momento culminante, antes de comer el huevo, como siempre, fue romper su cáscara en la frente del más despistado o desprevenido. Al final no quedaba ni mona, ni chocolate; solo quedaban las ganas de volver el próximo año.

Esta tradición que ahora comparto con mi familia se remonta a mi infancia y tiene un significado especial para mí por cómo la vivían mis padres. A ellos les encantaba celebrar la Mona de Pascua con sus amigos en la balsa del Bosquet de Mogente. Lo hacían todos los años; era una fecha muy señalada y esperada. En aquella época la celebración era los domingos por la tarde, marcando el final de la Cuaresma y la Semana Santa, pues los lunes eran día de vuelta al duro trabajo.

Para mis padres era un encuentro muy importante y especial, la oportunidad perfecta para reunirse con amigos fuera del trabajo. De hecho, una de las primeras fotos que conservo es en el entorno de la balsa del Bosquet, sentado en una manta, con mis padres posando alegres junto a sus amigos, entre los que estaban Esteban, Eusebio, María y tantos otros. Allí hablaban animadamente de sus logros y proezas, de sus problemas y cómo los habían solucionado. Permanecían junto a la balsa hasta la caída del sol; al empezar a anochecer, cada uno se retiraba a su casa.

Para mí también era un día especial. Además de sentir la felicidad de mis padres, yo podía jugar libremente con otros niños y niñas de mi edad. Aunque, para ser sinceros, más de una vez terminábamos peleándonos como perro y gato. Sin embargo, la disputa duraba poco y acababa con una reprimenda de nuestros padres.

Hoy día, al igual que a ellos, me sigue encantando salir al campo para celebrar la Mona junto a mi familia, manteniendo viva esta querida tradición.


jueves, 10 de abril de 2025

El naranjo y el ser humano: una metáfora de la resiliencia en la Interacción de genética y ambiente

Esta imagen me sorprende profundamente: un solitario naranjo subsiste en una extensa parcela que antaño debió ser una fértil huerta de cuidados y hermosos cítricos. Ahora, este único árbol lucha por sobrevivir en las condiciones ambientales más adversas, sin ningún tipo de atención. Ante esta estampa, me asaltan varias preguntas: ¿posee esta planta una genética particularmente resistente? ¿Es su biología especial la que le confiere características únicas para persistir en este abandono durante años? ¿O son las condiciones ambientales particulares del terreno donde se asienta, como la riqueza de nutrientes o la humedad, las que le permiten mantenerse con vida? Particularmente, creo que es una especial interacción entre su genética y las condiciones ambientales las que hacen posible que la planta subsista en condiciones especialmente adversas.

La persistencia solitaria de este naranjo en un entorno ahora hostil sugiere una fascinante danza entre su herencia genética y las presiones del ambiente. Podríamos imaginar que esta planta en particular porta en su ADN alelos que le confieren una mayor resiliencia ante la sequía, la escasez de nutrientes o incluso una mayor resistencia a ciertas enfermedades que podrían haber diezmado a sus congéneres. Esta predisposición genética podría manifestarse en raíces más profundas y eficientes en la absorción de agua y minerales, en mecanismos internos para la retención de humedad, o en una capacidad superior para defenderse de patógenos sin la intervención humana.

Sin embargo, la genética por sí sola no explica toda la historia. Las condiciones ambientales específicas del lugar donde este naranjo ha echado raíces también juegan un papel crucial. Quizás esta porción de terreno aún conserva una ligera ventaja en cuanto a la composición del suelo, una microzona con una humedad ligeramente superior o una menor exposición a los vientos desecantes. Estas condiciones ambientales, aunque ahora precarias en comparación con lo que debió ser la huerta en su apogeo, podrían estar interactuando de manera sinérgica con la fortaleza genética del naranjo.

Es esta interacción dinámica la que probablemente dicta su supervivencia. Una genética robusta le permite tolerar mejor las carencias del entorno, mientras que unas condiciones ambientales mínimamente favorables le proporcionan los recursos esenciales para mantenerse con vida. Es posible que otras plantas con una genética similar no hubieran sobrevivido en un emplazamiento aún más adverso, o que incluso este naranjo, con una genética favorable, hubiera sucumbido si las condiciones ambientales hubieran sido aún más extremas.

Por lo tanto, la imagen de este naranjo solitario no solo evoca la melancolía de un pasado fértil perdido, sino que también nos invita a reflexionar sobre la intrincada y a menudo sorprendente relación entre la herencia genética de un organismo y las fuerzas moldeadoras del entorno que lo rodea. Su supervivencia es un testimonio de una afortunada combinación de ambos factores, una prueba de la tenacidad de la vida incluso en circunstancias desfavorables.

Así como este naranjo solitario prospera donde otros perecieron, una persona puede destacar y superar la adversidad gracias a una particular confluencia de sus propias características inherentes y las circunstancias que la rodean. Su "genética" individual, sus capacidades naturales, su resiliencia intrínseca y su forma única de enfrentar el mundo, interactúan con las "condiciones ambientales" que encuentra: el apoyo familiar, las oportunidades educativas, los desafíos superados, incluso la suerte de estar en el lugar y momento adecuados.

Una persona con una "genética" fuerte, es decir, con talentos marcados o una gran fortaleza de carácter, aún puede verse limitada si las "condiciones ambientales" son extremadamente desfavorables, careciendo de oportunidades o enfrentando obstáculos insuperables. Del mismo modo, incluso en un entorno relativamente favorable, una persona sin la "genética" adecuada para afrontar los retos específicos puede no lograr florecer plenamente.

La verdadera clave para la supervivencia y el éxito, tanto para el naranjo como para el ser humano, reside a menudo en esa interacción dinámica y afortunada. Una persona con una predisposición particular para una tarea o con una gran capacidad de adaptación puede encontrar en un entorno específico las oportunidades o los desafíos que le permitan desarrollar todo su potencial y prosperar, incluso en circunstancias que podrían doblegar a otros.

En este sentido, la historia del naranjo se convierte en una reflexión sobre la complejidad del éxito y la resiliencia humana, recordándonos que tanto nuestras capacidades internas como el mundo que nos rodea son factores inseparables en la configuración de nuestro destino. La supervivencia y el florecimiento no son solo una cuestión de "naturaleza" o "crianza" por separado, sino del complejo y fascinante diálogo entre ambas.


lunes, 24 de febrero de 2025

Una apuesta que cambió mi vida

En noviembre pasado, comencé a asistir a sesiones de entrenamiento funcional adaptado en el Centro Deportivo Bolvax de Cieza. La decisión surgió de una apuesta que hice cuatro meses antes con familiares que se apuntaron al gimnasio para sesiones de CrossFit. Aposté a que su entusiasmo sería efímero y no llegarían a noviembre. Para mi sorpresa, su constancia creció día a día hasta llegar a noviembre, viéndome obligado a cumplir mi parte del trato e inscribirme, aunque he de confesar que no estaba nada convencido.

 Ahora, estoy encantado del paso dado. No sé si físicamente estoy mejor, pero psicológicamente me siento mucho mejor.

Desde que comencé en el gimnasio Bolvax, descubrí un tipo de entrenamiento que se adapta a mis necesidades: el entrenamiento funcional adaptado. Se centra en ejercicios y aparatos adaptados a mi edad y características, modificados para ser seguros y efectivos.

Las sesiones están diseñadas para mejorar mi fuerza, equilibrio, flexibilidad y movilidad. Mi entrenadora personal tiene en cuenta mis limitaciones y adapta los ejercicios para que sean desafiantes pero seguros.

Psicológicamente, el entrenamiento funcional adaptado me ha proporcionado bienestar y vitalidad. Me siento más fuerte y capaz, lo que se traduce en mayor confianza. La regularidad de las sesiones me ayuda a mantener una rutina saludable. Además, cada vez utilizo más aparatos, lo cual me motiva.

En resumen, el entrenamiento funcional adaptado ha sido una experiencia transformadora en el gimnasio Bolvax de Cieza. Me ha permitido descubrir una forma de ejercicio que se ajusta a mis necesidades y me proporciona beneficios físicos y psicológicos. Seguiré disfrutando de esta actividad durante mucho tiempo.

lunes, 27 de enero de 2025

Un premio al espíritu universitario y los valores humanos

Hoy ha sido un día realmente especial para mi. Como profesor jubilado de la Universidad de Murcia, he asistido al solemne acto académico de Santo Tomás de Aquino, una ceremonia llena de tradición y significado que evoca en mí muy buenos recuerdos de los muchos años que he participado en ella. La jornada ha estado repleta de momentos emotivos, desde la lección magistral impartida por la catedrática Antonia Martínez Pérez, hasta la entrega de distinciones a profesores y a estudiantes por su excelencia académica y las medallas de Oro a Diego Marín Marin y a Juan Antonio Pedreño Frutos... Pero para mí, lo más emocionante, sin duda, ha sido presenciar la entrega del Premio Rector Loustau a Matías Balibrea, jefe de servicio de Relaciones Internacionales ya jubilado.

Ver la emoción en su rostro al recibir el galardón ha sido realmente conmovedor. No es para menos, pues Matías es el primer miembro del PAS en recibir este premio, que hasta ahora solo se había otorgado a profesores, lo que subraya aún más la importancia de este reconocimiento a su trayectoria.

Conozco a Matías desde hace muchos años. Como profesor de la Universidad de Murcia, he tenido la oportunidad de colaborar con él en numerosas ocasiones, y siempre me ha impresionado su capacidad para gestionar grupos humanos, creando equipos cohesionados y motivados. En Matías, la profesionalidad y el rigor en la gestión se combinaban siempre con una calidad humana excepcional. Sabía resolver cualquier problema o trámite con diligencia y eficacia, pero siempre con una sonrisa y con una atención personalizada que te hacía sentir valorado y escuchado. Durante los cuatro años en que coincidimos en el Vicerrectorado de Relaciones Internacionales, él como Jefe de Servicio y yo como Vicerrector, pude apreciar aún más su valía. Matías es una persona que vive la universidad con pasión, que cree en su potencial transformador y que ha contribuido enormemente a su internacionalización.

Su labor ha sido fundamental para que la UMU sea hoy una institución abierta al mundo, con una amplia red de colaboraciones internacionales y un programa Erasmus de excelencia. Recuerdo con cariño las conversaciones que manteníamos sobre los retos y las oportunidades de la internacionalización, siempre con la mirada puesta en el futuro de la universidad.

El Premio Rector Loustau es un merecido reconocimiento a su trayectoria. Me alegra que la Universidad de Murcia haya querido destacar su "espíritu universitario y valores humanos", algo que quienes lo conocemos podemos corroborar. En su discurso de agradecimiento, con la humildad que le caracteriza, Matías ha hecho extensivo el premio a todo el personal de administración y servicios de Relaciones Internacionales. Y es que quienes conocemos a Matías sabemos que su "espíritu universitario y valores humanos" van más allá de su capacidad de diálogo y su talante conciliador; él es un ejemplo de dedicación, compromiso y pasión por la universidad, algo que se ha hecho patente en su labor para la internacionalización de nuestra universidad.

Quiero aprovechar este espacio para darle mi más sincera enhorabuena, Matías. Es un orgullo haber compartido con él tantos años en la Universidad de Murcia y haber sido testigo de tu entrega y profesionalidad. Le deseo todo lo mejor en esta nueva etapa.

sábado, 25 de enero de 2025

Un nuevo orden mundial: desafíos y oportunidades

Este sábado he tenido la oportunidad de asistir a la mesa redonda "Desafíos ante el nuevo orden mundial. Riesgos y retos geopolíticos y económicos para 2025", organizada por la Fundación Mariano Ruiz-Funes en Murcia. El evento ha reunido a un panel de expertos de primer nivel, incluyendo al periodista Carlos Franganillo, al catedrático Duarte Nuno Vieira, al cónsul Jaime González Castaño y al capitán de fragata Federico Aznar, moderados por el director de La Verdad, Alberto Aguirre de Cárcer.

El salón de actos de Cajamar en Murcia ha registrado un lleno absoluto, con la presencia de las máximas autoridades académicas de la región, lo que demuestra el gran interés que despierta este tema.

Quiero comenzar felicitando a María Teresa Calvo, presidenta de la Fundación Mariano Ruiz-Funes, por la excelente organización de este encuentro. La selección de ponentes, la experta moderación de Aguirre de Cárcer y la atmósfera generada contribuyen a que la jornada haya sido un éxito rotundo.

La jornada ha sido un espacio de reflexión sobre la complejidad del mundo actual y los desafíos que enfrentamos
en diversos ámbitos, desde la geopolítica y la economía hasta la cultura y la tecnología. En este contexto, las palabras de Don Carlos Franganillo Hernández han resonado con fuerza. El reconocido periodista ha afirmado que "estamos ante una Europa más débil y fragmentada que hace una década", y ha señalado que los antecedentes de esta situación se remontan a la crisis de 2008 y al impacto en las comunicaciones de la aparición del móvil. Según Franganillo, estos eventos han contribuido a alterar el equilibrio que se mantenía desde la Segunda Guerra Mundial.

Por su parte, Don Duarte Nuno Vieira, catedrático de Relaciones Internacionales, ha puesto el acento en la multipolarización del mundo, con el auge de China como potencia global. "El orden mundial ha cambiado", ha sentenciado, y ha añadido que este cambio, aunque inevitable, también debe ser visto como una fuente de nuevas oportunidades.

La participación online de Don Jaime González Castaño, cónsul de España en Irán, ha aportado una valiosa perspectiva sobre Oriente Medio. "En Oriente Medio nada es lo que parece", ha advertido, señalando la complejidad de la región y la dificultad de interpretar los acontecimientos. A pesar de las apariencias, González Castaño considera que se abre un tiempo para nuevas alianzas.

No puedo dejar de destacar la labor de Don Alberto Aguirre de Cárcer como moderador de la mesa. Su experiencia y profesionalidad han sido claves para conducir el debate de forma fluida y dinámica, propiciando un intercambio de ideas enriquecedor entre los ponentes. Aguirre de Cárcer ha sabido introducir los temas con precisión, formular preguntas pertinentes y gestionar el tiempo con eficacia, contribuyendo de forma decisiva al éxito de la jornada.

Desde mi posición como presidente de la Fundación Los Álamos del Valle de Ricote, me preocupa especialmente el impacto que estos desafíos globales tienen en el desarrollo local y regional. El Valle de Ricote, con su rica historia y patrimonio cultural, no es ajeno a las dinámicas globales. La crisis energética y la crisis hídrica, por ejemplo, afectan directamente a nuestros agricultores y empresas, mientras que la inestabilidad geopolítica puede impactar en el comercio. 

Considero que es fundamental promover una visión de desarrollo sostenible que tenga en cuenta los desafíos globales y busque soluciones locales. Debemos apostar por la innovación, la formación y la cooperación para fortalecer nuestro tejido económico y social. Además, es crucial preservar nuestro patrimonio natural y cultural, que constituye un activo fundamental para el futuro del Valle.

Me ha llamado especialmente la atención la intervención del capitán Aznar, quien describe un escenario geopolítico incierto y volátil, marcado por la competencia entre grandes potencias y el riesgo de conflictos regionales. Sus palabras me hacen pensar en la importancia de construir puentes de diálogo y cooperación, incluso en tiempos de tensión. Desde la Fundación Los Álamos, estamos comprometidos con la promoción de la cultura de paz y la convivencia intercultural.

Por otro lado, el análisis del cónsul González Castaño sobre la situación en Oriente Medio me recuerda la complejidad de los conflictos en la región y la necesidad de buscar soluciones pacíficas a través del diálogo y la diplomacia. En un mundo globalizado, los problemas de una región nos afectan a todos. 

Creo que es importante que desde las instituciones locales y regionales se impulsen políticas que ayuden a mitigar el impacto de estas crisis en la población.

En definitiva, la jornada ha sido una experiencia enriquecedora que me permite profundizar en los desafíos que enfrenta el mundo actual y reflexionar sobre cómo estos impactan en el Valle de Ricote. Salgo del evento con una mayor conciencia de la complejidad de la realidad geopolítica y económica, y con la convicción de que es necesario un esfuerzo conjunto para construir un futuro más justo y pacífico, tanto a nivel global como local.

En un mundo en constante cambio, eventos como este son fundamentales para promover el diálogo y la reflexión. Espero que la Fundación Mariano Ruiz-Funes continúe organizando iniciativas de este tipo, que contribuyen a un mejor entendimiento de la realidad y a la búsqueda de soluciones a los problemas que nos afectan a todos.


En momentos de incertidumbre y transformación como los que vivimos, es más importante que nunca apostar por el diálogo, el encuentro de ideas y la reflexión crítica como pilares básicos de la convivencia. Solo a través del entendimiento mutuo y la cooperación podremos afrontar los desafíos globales y construir un futuro más justo y sostenible para todos

sábado, 18 de enero de 2025

Un viaje en el tiempo: La magia del ferrocarril revive en el Museo de Siyâsa

La estación de Cieza celebra su 160 aniversario con una fascinante muestra ideal para visitar en familia o con los colegios, que nos transporta a la infancia y nos recuerda la importancia del ferrocarril en nuestra historia.

¡Me ha fascinado la muestra "160 aniversario de la estación de Cieza" inaugurada ayer tarde en el Museo de Siyâsa! Comisariada por Matías Gómez Romero y coorganizada por la Asociación Murciana de Amigos del Ferrocarril y el Museo de Siyâsa, esta exposición es una maravilla para los amantes del ferrocarril y para todo aquel que quiera revivir la magia de los trenes. Ideal para visitar en familia o experiencia didáctica para los colegios, la muestra ofrece una experiencia educativa y divertida para todas las edades.

Lo primero que llama la atención al entrar en la sala es una gigantesca maqueta. Es como un Scalextric a lo grande, con trenes en miniatura que recorren las vías y se paran en las estaciones, emitiendo el característico traqueteo de las ruedas y el nostálgico pitido de la locomotora. Verlos en movimiento transporta a la infancia, a esos momentos mágicos en los que jugábamos con trenes, imaginando viajes y aventuras.

Pero la muestra ofrece mucho más que esta impresionante maqueta. A través de fotografías de época, podemos recorrer las distintas estaciones de la región y admirar las diferentes locomotoras que han circulado por nuestras vías a lo largo de la historia. Además, se exhiben objetos relacionados con el mundo del ferrocarril, como señales y uniformes de maquinistas, que nos acercan a la vida cotidiana de este medio de transporte.

La exposición tiene un enorme valor pedagógico, ya que nos acerca a la historia del ferrocarril de una forma amena y divertida. Nos permite comprender la importancia que tuvo en el desarrollo económico y social de la región, y cómo contribuyó a conectar a las personas y a transportar mercancías.

Más que la historia del ferrocarril, la muestra nos habla de nuestra propia historia. Nos recuerda la magia del tren que sentíamos de niños, esa emoción que aún hoy perdura y que se reflejaba en buena parte de los rostros de los asistentes. Es una invitación a redescubrir el romanticismo de los viajes en tren, la nostalgia de las estaciones y la belleza de las locomotoras.

Volveré con más tranquilidad al Museo de Siyâsa a ver esta fascinante muestra. Es un viaje en el tiempo en el que se revive la emoción del ferrocarril y nos recuerda la importancia de preservar nuestro patrimonio histórico.