sábado, 29 de junio de 2024

La magia de las fuentes naturales: La Murta

 Siempre me han fascinado las fuentes naturales. De niño, en mi pueblo, Mogente, era un ritual recorrerlas y beber su agua fresca, especialmente en verano. Llenábamos botijos y nos empapábamos sin cuidado. Al volver de vacaciones, revisitar cada fuente era una tradición familiar llena de risas y chapoteos. 

Las noches de verano eran mágicas. Mis hermanos, primos y yo explorábamos las fuentes del pueblo bajo la luz de la luna. Era un juego, un secreto compartido que atesoramos en la memoria.

Hoy en día, en Cieza, mi pueblo, sigo buscando manantiales y fuentes en mis paseos por el campo. Conozco su ubicación, sus historias y las leyendas que las rodean. Cada una es un portal al pasado, un testigo silencioso de innumerables vivencias.

Lamentablemente, muchas fuentes se han secado o su agua ya no es potable. Una excepción es la Fuente de la Murta, en Cieza, un manantial situado al pie del macizo del Almorchón. Su flujo constante, incluso en años de sequía, tiene algo de mágico. ¿Quién sabe? Quizás Jack y Sara, protagonistas de "El sueño de una vida", la hayan visitado en secreto, atraídos por su encanto.

Visitar la Fuente de la Murta es reconectar con la naturaleza y la historia. El sonido del agua brotando, el frescor del ambiente y la belleza del entorno crean una experiencia única.

Las fuentes naturales tienen una magia especial, como esta de la Murta en Cieza. Y cuando menos te lo esperas, surge una sorpresa como esta novela. 

Una grata mañana la que pase ayer. Os invito a descubrirla y a dejaros llevar por su encanto.

sábado, 22 de junio de 2024

El Museo del Esparto de Cieza: un espacio donde el pasado y el presente se entrelazan en la memoria colectiva

A mí me encanta caminar por el campo de secano de Cieza, sobre todo los días de lluvia o humedad. Me relaja perderme entre las matas de esparto en las rutas de secano de Cieza. Me flipa ese olor a tierra mojada y ver a los caracoles asomar tímidamente de sus caparazones. En años de mucha lluvia, el esparto crece que da gusto, y a veces, sin darme cuenta, me pongo a recoger los tallos más largos para hacer cuerdas y, al final del paseo, una honda para tirar piedras bien lejos, ¡como me enseñó mi padre!


Mi padre, en sus últimos años, encontró en el esparto un compañero inseparable. Nos pedía madejas de esparto ya preparado y, con sus propias manos, convertía esas fibras secas en pequeñas maravillas. Hacía de todo: alpargatas en miniatura que parecían de juguete, salvamanteles que daban ganas de usarlos, abanicos que parecían sacados de un museo, e incluso cernachos para los caracoles, ¡tan bonitas que daba pena usarlas! Era su forma de recordar viejos tiempos y de crear cosas bonitas con sus propias manos. Era un gustazo verlo trabajar el esparto, con esa mezcla de paciencia, habilidad y añoranza por lo que hacía.


Cieza vivió una época en la que el esparto era el rey. Fábricas por todos lados, gente trabajando día y noche... Pero no era todo tan bonito como parecía. La mayoría eran obreros explotados, niños trabajando, etc. con sueldos de miseria y condiciones de trabajo pésimas. Muchos vivían en casas de mala muerte, apenas tenían para comer. El esparto daba trabajo, sí, pero también mucha pobreza y sufrimiento. Una época de contrastes, de luces y sombras, que marcó la historia de Cieza.


En los años 60, era normal ver a las mujeres sentadas a la puerta de sus casas haciendo "lia", que es como se llama a la acción de trenzar el esparto para hacer capazos, esteras y otras cosas. Era una imagen típica de los pueblos, ¡casi como una postal! Hoy en día ya no se ve, pero por suerte hay sitios como el Pequeño Museo del Esparto que mantienen viva la memoria del esparto y nos recuerdan cómo era la vida antes. ¡Es como un viaje en el tiempo!


Entrar al pequeño museo del esparto de Cieza es como teletransportarse al pasado. Te encuentras con un montón de herramientas antiguas, algunas con nombres que ni te imaginas, todas usadas para trabajar el esparto. Ves cómo convertían esa planta seca en cuerdas, cestos, alpargatas... Conoces de primera mano, contado por sus protagonistas, cómo era la vida de los esparteros, el trabajo duro que hacían. Y te das cuenta de lo importante que fue el esparto para Cieza, una planta humilde que dio de comer a tantas familias. Al salir, miras de otra forma esos campos de esparto que rodean el pueblo, pensando en todas las historias que esconden.


En Cieza, además de deliciosos melocotones, melocotoneros y huertas en la zona de regadío, también encontrarás campos de esparto en las zonas de secano. Al pasear por ellos, recorres parte muy significativa de Cieza. ¡Y si tienes la oportunidad, visita el museo del esparto! Te sorprenderá descubrir la importancia que tuvo esta planta en la vida de la gente de Cieza.

sábado, 15 de junio de 2024

Los melocotones de Cieza: Un tesoro local con proyección internacional

Los melocotones de Cieza son reconocidos por su calidad, no solo a nivel local, sino también a nivel regional, nacional e internacional, convirtiéndose en un producto de exportación que lleva el nombre de nuestro pueblo a todo el mundo. Un simple paseo por los campos nos regala la vista de las diferentes variedades de melocotones, recordándonos la espectacular floración multicolor que disfrutamos hace unos meses.
 

Más allá de su exquisito sabor y calidad, los melocotones representan un motor económico fundamental para Cieza. Son muchos los que dependen de su cultivo y comercialización, no solo los empresarios agrícolas, sino también podadores, jornaleros y recolectores.


Para mí, los melocotones fueron una importante fuente de ingresos “extra” durante mi época de estudiante, hasta que ingresé a la universidad. Desde principios de junio hasta bien entrado agosto, trabajaba en la recolección, comenzando con las que eran variedades tempranas entonces como los Pipas, seguidas de los Chatos o Paraguayos, los Maruja y, finalmente, los Jerónimos en agosto. La jornada laboral comenzaba con las primeras luces del alba y se extendía hasta pasadas las dos de la tarde. Hoy en día, esas variedades ya no son tan comunes, solo las encontramos en manos de nostálgicos como yo que las conservan en sus campos o jardines como un recuerdo del pasado. En su lugar, predominan variedades más tempranas, productivas y resistentes a las plagas. 


Recuerdo con cariño a mi antiguo empleador, "Chinales", para quien trabajaba todos los veranos. Él siempre me incluía en sus cuadrillas y era de los últimos en despedirme allá por el mes de agosto con dinero “fresco” para la feria de finales de agosto. Recorrer los campos con la capaza a cuestas me permitía identificar los mejores melocotones, que guardaba para el final de la jornada para llevar a casa una docena de piezas especialmente dulces y recién cosechadas.



Su sabor único y su historia la convierten en un tesoro local que, sin duda, seguirá conquistando paladares en todo el mundo
.Los melocotones de Cieza son más que una fruta, son un símbolo de tradición, cultura y economía local.

viernes, 7 de junio de 2024

El Gorgotón de Cieza: Un manantial de ensueño en Murcia

 El Gorgotón de Cieza siempre ha sido un lugar mágico para mí. Un manantial de aguas cristalinas y templadas que brota junto al río, a la altura de la central eléctrica de Almadenes. En sus aguas puras me he dado el primer baño del año en más de una ocasión, marcando el inicio de la temporada de verano a principios de mayo.


Más allá de ser un simple lugar para refrescarse, el Gorgotón es uno de los manantiales más importantes de la Región de Murcia. Su caudal constante y la calidad de sus aguas lo convierten en un tesoro natural de incalculable valor. Rodeado de un entorno natural único, el manantial ofrece un refugio perfecto para aquellos que buscan escapar del bullicio de la ciudad y conectar con la tranquilidad de la naturaleza.


Pero el manantial no solo destaca por su belleza natural, sino también por su conexión con la última novela de mi hija Alba. En las aguas cristalinas del Gorgotón se bañaron Jack y Sara, los protagonistas de la novela "El sueño de una vida" de
Shirin Klaus
. Una historia de amor que ha hecho que mis paseos por el Gorgotón sean aún más especiales.


Si estás buscando un lugar para refrescarte en un entorno natural único y cargado de historia, las aguas del Gorgotón de Cieza son una opción ideal. Un lugar mágico donde podrás disfrutar de la belleza de la naturaleza, dejarte llevar por la paz y la tranquilidad, y, quizás, sentirte parte de una historia de amor inmortalizada en las páginas de un libro.

sábado, 1 de junio de 2024

La Presa de Cieza: Un lugar mágico para disfrutar del verano

 En Cieza, mi pueblo, existió una isla y una presa que servía para derivar agua, a través de un canal conocido como "el cauce", a una amplia zona que se convirtió en una fértil huerta rodeada de agua. Ni la isla ni la presa existen hoy en día como tales; sin embargo, tenemos una excelente zona de baño fluvial denominada "La Presa", que para mí es uno de los principales puntos de encuentro y baño con familia y amigos durante los largos veranos. Durante todo el año es una amplia zona recreativa con buena sombra, mucho espacio, mesas y bancos donde familias enteras y amigos se dan cita para disfrutar de una buena merienda.


Estaba muy cerca de mi casa, tan cerca que a la vuelta a casa todavía llegaba mojado y con el cuerpo helado por las frías aguas del río.


Sin duda, la zona de baño más popular de Cieza es "la presa"; esta guarda una interesante historia que se remonta a finales del siglo XIX. En 1891, se construyó una presa en el río Segura a poco menos de dos kilómetros del centro urbano con el objetivo de derivar el agua y hacer posible el riego en una amplia zona agrícola conocida como la Isla. Esta zona, ubicada entre el río y el canal de riego, se convirtió en una isla fértil gracias a la llegada del agua. La presa de Cieza fue derribada en 1973.


La puerta de entrada a "la isla" era un puente junto al cual se encontraba una tasca denominada bar "rana". La isla, además de huerta, contenía muchos rincones pegados al río que servían de zona de baño, con escondrijos de cañas y maleza para dejar la ropa. Por caminos pegados al río llegábamos a la presa desde donde nos metíamos en el agua y nos dejábamos arrastrar aguas abajo hasta llegar al arenal muy cerca del puente de Hierro.


La que fuera una isla ya no lo es, pero sigue siendo una fértil huerta regada por sistemas de riego más modernos. Lo que era una presa ya no existe, ni quedan restos visibles; en la actualidad es la zona de baño por excelencia
, como siempre lo fue, de muchos ciezanos, entre los que me cuento.

La "presa" de Cieza es un lugar mágico con mucha historia