Las noches de verano eran mágicas. Mis
hermanos, primos y yo explorábamos las fuentes del pueblo bajo la luz de
la luna. Era un juego, un secreto compartido que atesoramos en la
memoria.
Hoy en día, en Cieza, mi pueblo, sigo buscando
manantiales y fuentes en mis paseos por el campo. Conozco su ubicación,
sus historias y las leyendas que las rodean. Cada una es un portal al
pasado, un testigo silencioso de innumerables vivencias.
Lamentablemente,
muchas fuentes se han secado o su agua ya no es potable. Una excepción
es la Fuente de la Murta, en Cieza, un manantial situado al pie del
macizo del Almorchón. Su flujo constante, incluso en años de sequía,
tiene algo de mágico. ¿Quién sabe? Quizás Jack y Sara, protagonistas de
"El sueño de una vida", la hayan visitado en secreto, atraídos por su
encanto.
Visitar la Fuente de la Murta es reconectar con la
naturaleza y la historia. El sonido del agua brotando, el frescor del
ambiente y la belleza del entorno crean una experiencia única.
Las fuentes naturales tienen una magia especial, como esta de la Murta en Cieza. Y cuando menos te lo esperas, surge una sorpresa como esta novela.
Una grata mañana la que pase ayer. Os invito a descubrirla y a dejaros llevar por su encanto.
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