Más allá de su exquisito sabor y calidad, los melocotones
representan un motor económico fundamental para Cieza. Son muchos los
que dependen de su cultivo y comercialización, no solo los empresarios
agrícolas, sino también podadores, jornaleros y recolectores.
Para
mí, los melocotones fueron una importante fuente de ingresos “extra”
durante mi época de estudiante, hasta que ingresé a la universidad.
Desde principios de junio hasta bien entrado agosto, trabajaba en la
recolección, comenzando con las que eran variedades tempranas entonces
como los Pipas, seguidas de los Chatos o Paraguayos, los Maruja y,
finalmente, los Jerónimos en agosto. La jornada laboral comenzaba con
las primeras luces del alba y se extendía hasta pasadas las dos de la
tarde. Hoy en día, esas variedades ya no son tan comunes, solo las
encontramos en manos de nostálgicos como yo que las conservan en sus
campos o jardines como un recuerdo del pasado. En su lugar, predominan
variedades más tempranas, productivas y resistentes a las plagas.
Recuerdo
con cariño a mi antiguo empleador, "Chinales", para quien trabajaba
todos los veranos. Él siempre me incluía en sus cuadrillas y era de los
últimos en despedirme allá por el mes de agosto con dinero “fresco” para
la feria de finales de agosto. Recorrer los campos con la capaza a
cuestas me permitía identificar los mejores melocotones, que guardaba
para el final de la jornada para llevar a casa una docena de piezas
especialmente dulces y recién cosechadas.
Su sabor único y su historia la convierten en un tesoro local
que, sin duda, seguirá conquistando paladares en todo el mundo.Los melocotones de Cieza
son más que una fruta, son un símbolo de tradición, cultura y economía
local.
No hay comentarios:
Publicar un comentario