Imagen de Fernando Galindo |
La floración lo impregna todo, inunda nuestros sentidos. Andar, pasear en bicicleta, correr, montar a caballo o simplemente charlar con amigos se convierta en una experiencia única. Una cita especialmente recomendada para los amantes de la naturaleza o aquellos que simplemente quieren pasar un día de encuentro con el medio natural, para los que se quieren dejar sorprender, para los que buscan rincones especiales o para los que creen que la vida “se puede respirar” a través de los sentidos. El clima, la tierra, el adecuado aprovechamiento del agua, las manos de los agricultores y los años de historia hace que los campos de Cieza estén cubiertos por miles de árboles frutales (almendros, ciruelos, melocotoneros, albaricoqueros, etc.), y muy especialmente por multitud de variedades de melocotoneros que empiezan a florecer con los primeros calores de finales de enero y acaban a principios de abril; pero es marzo el mes en el que coincide la floración de la mayoría de árboles componiendo un mágico manto multicolor que inunda los sentidos y hace que todo se vea diferente. Algo espectacular que, aunque repetido año tras año, no deja de fascinarme. Un regalo para los sentidos y las emociones humanas; un mosaico que impregna todos nuestros sentidos e inunda nuestros recuerdos.
Una cita para todos los públicos (ver programa oficial de la Floración 2014) con rutas para senderistas, para amantes de la bicicleta o el caballo, descensos náuticos por el río Segura, pruebas deportivas, visitas guiadas a lugares de interés histórico y cultural, mercadillos, danzas, concursos de fotografía y exposiciones. Es una oferta muy amplia para vivir la naturaleza y para participar en actos culturales o deportivos que, más allá del programa oficial, se enrique con continuas propuestas de asociaciones y colectivos.
Puede ser un día o un fin de semana en Cieza donde podemos encontrar rincones con historia: la Ciudad Islámica de Medina Siyâsa y la Cueva de la Serreta en visitas programadas y concertadas con la oficina de turismo; o darnos el primer baño del año en el "Gorgotón", un manantial histórico de aguas templadas. Y en el mismo casco urbano los museos de Medina Siyâsa y el Pequeño Museo del Esparto. Para los que deciden pasar el fin de semana existen rincones con especial encanto para alojarse: San Sebastián Hospedería en pleno Casco antiguo junto al Museo Arqueológico Medina Siyasa y varias casas rurales. Es muy fácil encontrar rincones con especial encanto para disfrutar de la comida típica de Cieza o seguir las sugerencias de "los menús de la floración"; en cualquier caso es muy recomendable no irse sin probar el arroz y conejo y, al menos, una tapa de pipirrana.
Y alguna sugerencias para llevarse un buen recuerdo de Cieza, pensando en acompañar alguna buena comida o en sorprender a un amigo: la oliva mollar en tarros, los embutidos, el pan casero o la fantástica "Trenza Ciezana", detalles de esparto realizados por los viejos espartereros que todavía se pueden encontrar, etc.
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