viernes, 18 de mayo de 2012

¿Hacia un estado laico? Privilegios de la Iglesia Católica

Quien asistió a la conferencia que Juan José Tamayo impartió ayer en Cieza puede comprender fácilmente el motivo por el que es un teólogo muy incómodo para la jerarquía eclesiástica. Y quien conozca su discurso intelectual podrá comprender fácilmente los problemas que ha tenido hace muy poco para presentar su último libro, «Otra teología es posible. Pluralismo religioso, interculturalidad y feminismo» (Herder) en unos locales parroquiales en Barcelona. Tamayo elabora una teología con los pies en la tierra y defiende su disciplina como un saber crítico frente a quienes la tienen por una fuente del dogma.
 
Anoche impartió una conferencia en Cieza organizada por  el Foro por el Pensamiento y el Diálogo titulada España, ¿hacia un estado laico?  Privilegios de la iglesia católica (ver algunas imágenes). Empezó hablando de las transiciones que han tenido lugar en España. A lo largo de los últimas cuatro décadas de la historia de España se han producido importantes y necesarias transiciones con resultados positivos en la mayoría de los casos, si bien mejorables: la transición política de la dictadura a la democracia; la transición del Estado centralista a las Autonomías; la transición de la cultura censurada a la cultura en libertad; la transición militar; la transición de la sociedad confesional de la sociedad secularizada, etc.
 
Habló de cada una de las transiciones y  se hizo una pregunta clave, ¿se ha producido la transición del Estado nacionalcatólico al Estado laico? A la que dió respuesta a lo largo de la hora y media que duró su intervención y el debate posterior. Más o menos vino a decir que ciertamente, se han producido cambios importantes e innegables en materia religiosa. Pero quedan todavía importantes restos de nacional-catolicismo en el ejercicio de la política de los diferentes gobiernos de la democracia, bien sean de derecha, de izquierda o de centro. Dichos gobiernos han sido y siguen siendo, en cierta medida, rehenes de la jerarquía de la Iglesia Católica, que sigue disfrutando de numerosos privilegios de todo tipo: educativos, económico, fiscales, culturales, militares, sanitarios, etc., mientras las demás confesiones religiosas, incluidas las de notorio arraigo, son discriminadas en los mismos campos en los que la iglesia católica se ve agraciada. Se pueden usar otros argumentos pero difícilmente se puede ser más claro.
 
Juan José Tamayo es director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones “Ignacio Ellacuría” en la Universidad Carlos III de Madrid. Es muy recomendable leer su último libro “Otra teología es posible”. Según sus propias palabras es una teología con antenas para detectar los problemas de nuestro tiempo y que responda a los desafíos del actual momento cultural. El primero de ellos es que ésta no es una sociedad de religión y de cultura únicas. Además, no vivimos en tiempos de patriarcado, con las mujeres sometidas, y tampoco este es un período de parálisis científica. Muy al contrario, nuestra sociedad es plural y hay avances científicos que con toda razón se llaman revoluciones, porque han mutado totalmente la conciencia humana y los procesos vitales. Las mujeres han pasado de ser mayoría silenciosa y silenciada a protagonistas y sujetos de la historia. A esos desafíos tiene que responder la teología si quiere tener relevancia en el concierto de los saberes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

EN HORA BUENA, LA RECONCILIACION ESTA EN DIOS Y EN JESUS, Y ENTRE TODOS LOS SERES HUMANOS EN GENERAL.
A los congresos que rechazan la reforma del artículo 24, se les respetan sus posturas, y así también a los congresos que la aceptan, también le deben respetar sus posturas; pero antes, los congresos deben respetar las posturas de todos los ciudadanos mexicanos, tanto a los que las rechazan como a los que las aceptan, para que sea válida su postura, ya que están para servir a toda la ciudadanía y no solo a una parte. A los que las rechazan como los evangélicos, y otros, se les respetan sus posturas, y a los que las aceptan, como los católicos, como los caballeros de Colon y otros, se les deben respetar sus posturas, y de tales posturas sacar una solución democrática, con libertad personal y grupal, pues México, además de ser laico, es también democrático y libre, para que no haya privilegios a unos, ni injusticias a otros. Desde luego que lo valido siempre es lo que viene de la ley natural, que es la libertad completa, tanto de la persona y del grupo, así como del pueblo y de la humanidad completa, en todos los aspectos, incluyendo la libertad religiosa y de ética, pues sin libertad religiosa y de ética, no hay libertad de conciencia y de creencias; esto reafirma la laicidad del estado y la fortalece, pues no se puede oprimir al estado del pueblo (laico), con leyes antinaturales y antihumanas. Y así con respeto por todos y con todos, no haya el rompimiento de relación, de amor, de libertad, de unidad y de paz, ya que el pueblo mexicano es por esencia un pueblo unido en Dios, en Jesús y en María; es un pueblo que camina victorioso por el camino del bien, al encuentro de Dios y de Jesús, y un encuentro mutuo entre todos los mexicanos, y así también al encuentro de todos los pueblos de la tierra; pero contra Satanás y sus demonios y contra todo el mal.
Los diversos grupos religiosos y sociales, así como los diversos grupos civiles y políticos, nos presentan tantas cosas buenas que podemos tomar en cuenta para el progreso y el presente y el futuro de nuestra patria mexicana y de nuestro mundo; no podemos ignorar la bondad que existe en el corazón de los seres humanos, no importa su religión, grupo social, político, civil, Etc.; todo debe ser sumado para el servicio de Dios y de todos los seres humanos, de todo México y de todo el mundo. Podemos encontrar gran cantidad de obras de beneficencia realizadas por muy diversos grupos (asilos, escuelas, orfanatorios, hospitales, colegios, casas hogar, albergues, sanatorios, casas cunas, centros de rescate, Etc.), así también una gran cantidad de virtudes y cualidades en los mismos seres humanos (generosidad, caridad, castidad, humildad, sencillez, paciencia, prudencia, justicia, templanza, esperanza, fortaleza, fe, confianza, Etc.). Estas cosas son las que nos unen y nos hacen que todos seamos un solo pueblo con un solo Señor, un solo rebaño con un solo Pastor, una sola familia con un solo Padre, una sola creación con un solo Dios Todopoderoso y eterno, que nos ama tanto y nos protege a todos y todo, en todo tiempo y en todo lugar. Como hemos dicho y hemos comprobado, todos hemos cometido errores y nadie ha dado pruebas de éxito exclusivo, es más, la violencia la cometimos todos, el pueblo mexicano merece respeto laico libre y merece que se le proponga la verdadera reconciliación democrática, esta reconciliación y unión laica y democrática y libertad religiosa y de creencias, vendrá solo por Dios y por Jesús.
“Amor y paz en Dios a todos.”.

Anónimo dijo...

México es un estado laico, y por esto se dice equivocadamente en muchas ocasiones, que nada tiene que ver con Jesús y con Dios, pero aquí estaría el grave error, que aceptáramos la idea de que laico no tiene nada que ver con Dios ni con Jesús; ya que también Jesús, antes de salir a su vida pública también fue un laico de su tiempo y de su pueblo. Jesús a ningún grupo sacerdotal pertenecía, ni al de Arón ni al de Leví, él era un judío que vivió su vida laica en su casa, trabajando en su taller de carpintería como cualquier laico; por lo tanto, si exigimos clérigos y ministros de culto como Jesús, también debemos exigir laicos y servidores públicos como Jesús. Jesús también fue un gran comunicador público, pues hablaba, no solo en el templo, sino también en las plazas, en los montes, en las barcas, Etc., por lo cual también, exijamos comunicadores en la televisión, en el radio y en todos lados, como Jesús. Jesús fue también maestro, médico, abogado y legislador, por lo tanto exijamos también, profesionistas, profesores, médicos, abogados y legisladores como Jesús; fue también rey de reyes (cesar de cesares) exijamos políticos, gobernantes y presidentes del país como Jesús. Exigimos obispos y sacerdotes como Jesús, ya que Jesús es sacerdote y pontífice, también exigimos todo lo que fue Jesús, también pastores y líderes religiosos como Jesús; inclusive exigimos obreros como Jesús ya que el fue un obrero también en su carpintería, con la cual después fue el empresario de esta cuando murió San José y por esto también empresarios como Jesús; pues él compartió en todo con nosotros menos en el pecado.
Solo de esta manera lograremos un nuevo mundo, un nuevo y verdadero estado laico, con nuevas estructuras capaces de transformar la realidad negativa de nuestra sociedad en una realidad positiva y constructiva, ya que Jesús es el verdadero fundador del estado laico. El estado laico (del griego laos = pueblo, y laico = del pueblo) se viene usando en la misma Iglesia de Cristo desde el siglo I, desde el año Aprox. 70 D. C.; mentira que fueron Benito Juárez, o Napoleón, o Filadelfia, Etc., la mentira es para robarle a Dios y a Jesús el estado laico, la política, al cesar, Etc.; no permitamos ya mas robos a Jesús y a Dios, pues se le entrega el mundo el cesar y el país laico, al diablo. Pues así todos, no importa la religión o la creencia que tengamos, unidos a Dios, a Jesús y a María y a los Santos, estamos en contra del diablo y sus demonios, pues en la Iglesia, en la religión y en nuestra patria democrática, debe haber unidad y amistad con todos, y así todos en favor de la libertad religiosa y del estado laico, ya que estos dos valores son indispensablemente complementarios, no se da el uno sin el otro. Por esta misma razón, los presidentes, los gobernadores, los senadores y todos los políticos, y todos los ciudadanos, están en toda su derecho y en toda su libertad, para vivir y practicar su religión, tanto en público, como en privado; hay que actualizarnos, ya no estamos en la época del presidente Benito Juárez en siglo XIX, ni del presidente Venustiano Carranza en el siglo XX, para que nos sujetemos a las leyes dictadas por ellos. Ya estamos en pleno siglo XXI, en la época de nuevos gobernantes y nuevos políticos, así también de nuevos laicos y de nuevos ciudadanos, que buscan y quieren el amor, el respeto, la verdad, la justicia, la libertad. la misericordia, la paz y el bienestar, cosas y valores que solo los encontramos en Dios y en Jesús.
“Amor y paz en Dios a todos.”.