Ayer vivimos un apasionante viaje en el tiempo. Entramos en la ciudad islámica de Medina Siyâsa de Cieza por su puerta principal atravesando su muralla; los 67 visitantes desayunamos compartiendo dátiles, higos secos, nueces, alfajores, torrijas, té moruno y muchos más dulces típicos traídos desde Murcia, Cartagena, Cehegin, Bullas, Águilas, Cieza y otros puntos de la región; escuchamos la llamada a la oración de un almoicín de Marruecos... Poco a poco, casi sin darnos cuenta, de la mano de los directores de las excavaciones Joaquín Salmerón y Paco Escobar, así como de la guía de turismo del Museo Medina de Siyâsa Cristina Lucas nos trasladamos desde las ruinas actuales a los primeros asentamientos del siglo XI. Prácticamente la totalidad de la ladera del monte de El Castillo estaba edificada con viviendas, también se podían ver comercios y baños públicos, así como varios edificios destacados que podrían ser mezquitas; en lo más alto un recinto amurallado y en la parte más baja el cementerio; a las 19 viviendas excavadas se unían muchas más; incluso se podía ver el trasiego de sus habitantes ocupados en sus tareas habituales. Recorrimos los momentos de su máximo esplendor en los siglos XII y XIII hasta llegar a su decadencia, abandono definitivo y como, con el paso del tiempo, se fue cubriendo con toneladas de tierra… Por unos momentos los trozos derruidos parecían recuperar su lugar original para mostrar lo que fueron en su momento; las calles volvían a ser calles, y las casas volvían a ser casas con dependencias y enseres. Paseamos por sus estrechas calles y entramos en sus casas, visitando sus salones, cocinas, letrinas y otras dependencias. En muchos de los arcos se podía leer la frase “la paz y la prosperidad”. En algunos momentos nos llegamos a cruzar con sus moradores que no parecían inmutarse por nuestra presencia… Se hace la hora del regreso; todo vuelve a su actual estado de abandono; allí se quedan esperando otros tiempos de esplendor que quizás ya nunca llegarán.
Para nosotros, los 67 visitantes, todo empezó poco después de las 10 de la mañana en el Molino de Teodoro, unos atraídos por una convocatoria general del Museo de Medina Siyâsa y otros, como es mi caso, convocados personalmente por Joaquin Salmerón. De allí empezamos a caminar hacia el yacimiento de "El Castillo", antigua ciudad de Siyâsa. Cruzamos la acequia de la Andelma hasta llegar al conocido como circuito “cola-cao”; un magnifico camino que recorre la falda de la Atalaya y desde el que se puede disfrutar de una excepcional panorámica de Cieza, especialmente su casco antiguo, del río Segura y de la huerta; breves paradas para repasar la historia del puente de Hierro y del puente de Alambre que es uno de los pocos puentes colgantes que podemos encontrar en la Región de Murcia; poco después nos paramos en la Chinica del Argaz. Pronto empezamos el camino de ascenso tomando primero la senda del Moro y después la del Sarraceno. En pocos minutos llegamos arriba donde nos paramos para ver la ermita y el barranco de San Pablo. Antes de las doce ya estábamos desayunando en Medina Siyâsa. Un poco antes de las dos iniciamos el regreso. Esta vez dirección hacia el Santuario de la Virgen del Buen Suceso para bajar por la Senda del Zig-zag hasta el cruce de los cuatro caminos donde volvemos a tomar la senda del Moro y por ella al punto de partida donde llegamos cuatro horas después de haber salido: Senderismo, paisaje, historia, arqueología... ¡Un fantástico viaje en el tiempo!.
Son muchas las veces que ya he visitado la ciudad islámica de Medina Siyâsa. Cada vez me encanta y fascina más...
Un enlace para saber más de Siyâsa
No hay comentarios:
Publicar un comentario