San Blas los transportó a un mundo de ensueño, un archipiélago de islas paradisíacas habitadas por el pueblo Guna Yala. Sofía y Dani se alojaron en una cabaña de una pequeña isla llamada "Aroma" sobre el agua, rodeados de aguas cristalinas y playas de arena blanca; ésta es una pequeña isla, donde viven solamente dos familias. Exploraron las islas, descubriendo arrecifes de coral rebosantes de vida y peces multicolores que jugueteaban entre ellos. Conocieron a las mujeres Guna, quedando fascinados por sus coloridas molas, cada una contando una historia ancestral, y su cultura arraigada en la armonía con la naturaleza.
Era una noche de luna llena. Su luz plateada se reflejaba en el mar tranquilo, como un camino de plata que se extendía hasta la orilla donde estaban Sofía y Dani. Sentados sobre una toalla a las puertas de su cabaña, con los pies sumergidos en el agua tibia, un pequeño punto de luz iluminaba las páginas de la novela "El sueño de una vida" de Shirin Klaus. A medida que se adentraban en la historia, el tiempo y el espacio parecían desvanecerse. Las palabras resonaban en sus corazones, entrelazándose con el suave murmullo de las olas y el canto lejano de las aves nocturnas. Cuando levantaron la vista, maravillados por el viaje literario que acababan de compartir, el cielo empezaba a teñirse de los colores del amanecer. Habían pasado horas allí, en la playa, pero para ellos apenas eran unos instantes robados al tiempo. Contemplaron juntos el nacimiento del sol, un espectáculo de luz y color que pintaba el horizonte.
Sofía, con una sonrisa serena, se volvió hacia Dani. "San Blas es un refugio para el alma, Dani. Un lugar donde podemos conectar con la naturaleza y con nosotros mismos." Más tarde, esa misma mañana, Sofía se lanzó a las aguas cristalinas con un grito de alegría. "¡Esto es el paraíso, Dani!", exclamó, emergiendo con el cabello empapado y una sonrisa radiante. "El agua está perfecta y la arena es como polvo de estrellas".
Dani asintió, compartiendo su entusiasmo. "Este lugar es mágico, mi amor. La tranquilidad y la belleza de estas islas son incomparables". Sofía salió del agua y se acercó a él, sus ojos brillando como el mar bajo el sol. "Gracias por traerme aquí, Dani. Este es el mejor regalo que me podrías haber hecho".
Dani la envolvió en sus brazos, besando su frente con ternura. "El verdadero regalo es estar aquí contigo, mi amor. Disfrutando de este paraíso juntos." Un escalofrío de felicidad recorrió a Sofía. En ese momento, supo que su amor por Dani era tan vasto y profundo como el océano que los rodeaba. Juntos, crearían recuerdos que atesorarían para siempre, como perlas preciosas encontradas en las profundidades de su propio paraíso personal.
Continuará... Capítulo 29: Bocas del Toro, un Mosaico de Islas y Aventuras.
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