El Peñón de Guatapé se alzaba imponente ante ellos, un monolito gigante que desafiaba la gravedad. Sofía y Dani, tomados de la mano, comenzaron el ascenso por las empinadas escaleras. Cada paso era un esfuerzo, pero la recompensa era la vista panorámica que se abría ante ellos a medida que subían. El sol brillaba intensamente, calentando sus rostros y haciendo que el aire vibrara con el canto de los pájaros.
Al llegar a la
cima, contemplaron el paisaje de lagos y montañas, sintiendo la
inmensidad de la naturaleza. Una suave brisa acarició sus mejillas,
trayendo consigo el aroma de las flores silvestres. Con el corazón a
punto de estallar de emoción, abrieron su mochila y sacaron una botella
de agua, una bolsa de frutos secos y la novela "El sueño de una vida" de
Shirin Klaus. Se sentaron en uno de los últimos escalones de la subida
al peñón; la historia de Jack y Sara, junto con la vista de las
escaleras que parecían perderse en el cielo, les producía una especial
sensación de estar suspendidos entre la tierra y el cielo.
Sofía
abrió el libro y comenzó a leer en voz alta, su voz suave mezclándose
con el susurro del viento. Dani la escuchaba atentamente, sus ojos fijos
en su rostro. Después de un rato, Sofía cerró el libro y miró a
Dani con una sonrisa. "Esta novela es perfecta para un viaje como
este," dijo. "Me siento muy afortunada de que haya caído en mis manos.
Es un libro capaz de conmover y producir sensaciones muy especiales. Te
mantiene en vilo desde el principio hasta el fin." Dani asintió,
tomando su mano. "Es cierto," dijo. "La historia de Jack y Sara es tan
emocionante... Me encanta cómo Shirin Klaus describe sus emociones con
tanta profundidad." "He conocido a la autora con esta novela,"
continuó Sofía, "y estoy deseando adentrarme en otros de sus muchos
libros que tiene publicados." "Seguro que son igual de buenos," dijo Dani. "Podemos leerlos juntos en nuestro próximo viaje." Sofía se inclinó y le dio un beso suave. "Me encantaría," susurró.
La
lectura se interrumpió por un momento mientras compartían un tierno
abrazo, el libro olvidado entre sus manos. El sol comenzaba a descender
en el horizonte, pintando el cielo con tonos de naranja y rosa. A lo
lejos, se oía el murmullo de la multitud que empezaba a congregarse en
la cima del peñón. "Es hora de irnos," dijo Dani con pesar. Sofía
asintió, guardando el libro en la mochila. Se pusieron de pie y,
tomados de la mano, comenzaron el descenso. A medida que bajaban, Sofía
se volvió para mirar una última vez el paisaje. "¡Lo logramos, Dani!", exclamó. "La vista es impresionante". Dani asintió, sin aliento pero feliz. "Valió la pena cada escalón, mi amor. Este paisaje es increíble". Sofía
se acercó a él y le dio un beso apasionado. "Gracias por acompañarme en
esta aventura, Dani. Juntos, podemos superar cualquier desafío". Dani la abrazó, sintiendo el latido de su corazón contra el suyo. "Así es, mi amor. Juntos, somos invencibles".
Y
así, con el recuerdo del Peñón de Guatapé y la promesa de nuevas
aventuras literarias, Sofía y Dani continuaron su viaje, unidos por el
amor y la pasión por la vida.
Continuará... Capítulo 23: Cartagena de Indias, un Laberinto de Calor y Magia
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