La mañana los encontró en Bimenes, un pequeño concejo asturiano famoso por sus molinos y cascadas. Siguiendo la Ruta de los Molinos, un sendero estrecho y sinuoso, se adentraron en un bosque encantado donde el tiempo parecía haberse detenido. El sonido del agua corriendo por el arroyo los acompañaba como una melodía, mientras el sol se filtraba entre las hojas, creando un juego de luces y sombras que Dani inmortalizaba con su cámara.
Cada molino en ruinas era un testimonio del pasado, un
recordatorio de la importancia del agua en la vida rural. Sofía y Dani
se detuvieron a imaginar cómo habría sido la vida en aquellos tiempos,
mientras compartían el segundo capítulo de "El sueño de una vida". La
historia de Jack y Sara, construyendo su propio molino, resonaba en sus
corazones y los inspiraba a seguir sus propios sueños.
Por la tarde,
la Ruta del Río Pendón los desafió con sus subidas y bajadas, pero la
recompensa fue espectacular. El cañón, con sus paredes verticales
cubiertas de musgo y helechos, los dejó sin aliento. Las pequeñas
cascadas que saltaban entre las rocas les refrescaron el rostro y el
espíritu, como las palabras de Shirin Klaus que resonaban en sus mentes.
Al
caer la noche, acamparon junto al río, bajo un cielo estrellado que
parecía un manto de diamantes. Mientras compartían una cena sencilla y
una taza de té caliente, Sofía y Dani se sintieron más unidos que nunca,
como si la magia de Asturias y la historia de Jack y Sara hubieran
tejido un lazo invisible entre ellos.
Continuará.. . Capítulo 3: Pesanca, un baño de naturaleza
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