Ayer quería volver a oír a Pascual, y muy especialmente quería escuchar las palabras de Ángel Almela; quería volver recorrer los recovecos de la novela con sus personajes y sus historias. Me encanto la presentación de Ángel; ya he vuelto a empezar su lectura; escenas, personajes y situaciones que aún siendo los mismos parecen diferentes; una historia aún más terrible, más cautivadora… ¡Cuántos y cuántos detalles me habían pasado desapercibidos!!.
El amor, el deseo, el miedo y la muerte se trenzan en un viaje casi iniciático en el que de una forma progresiva, el personaje no tendrá más remedio que enfrentarse de un modo dramático con sus propios fantasmas, con su sentido de lealtad y con las órdenes irrevocables que ha recibido en el campo de batalla. Ni la compasión ni la gratitud tendrán el poder de apartarlo de su camino, porque Aníbal Salinas no es un hombre cualquiera, es el símbolo de una guerra fratricida y despiadada, que terminarán perdiendo irremediablemente todos los bandos.
Pd. Algunas otras imágenes que podría acompañar esta entrada
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