Hoy son más necesarias que nunca las utopías, porque, en tiempos de crisis tan aguda y que afecta a los sectores más vulnerables de la sociedad como la que estamos viviendo, tiende a apoderarse de la gente el pesimismo, la desesperanza, la depresión, la apatía, la indiferencia, la pasividad, el desencanto, porque nos roban la esperanza y nos prohíben soñar. Es precisamente en tiempos de crisis cuando los sectores marginados toman conciencia de la negatividad de la historia, expresan su insatisfacción con la realidad, muestran su descontento e indignación, su protesta y su hartazgo. Es en esos momentos especialmente críticos cuando radicalizan su sentido crítico y formulan utopías movilizadoras de las energías emancipatorias de la Humanidad.
Es en los márgenes de la sociedad donde se han fraguado siempre -y siguen fraguándose- las alternativas, las grandes trasformaciones. Es en tiempos de crisis y desde los márgenes cuando resulta más necesario que nunca sacar a la luz los tesoros ocultos que anidan en lo profundo de la realidad y activar las potencialidades naturales en los seres humanos.
Por eso es necesario cultivar la utopía, seguir escribiendo nuevos relatos utópicos y pensar la realidad más allá de los límites de lo posible, como sugiere Walt Whitman: “Antes del alba, subí a las colinas, miré los cielos apretados de luminarias y le dije a mi espíritu: cuando conozcamos todos estos mundos y el placer y la sabiduría de todas las cosas que contienen, ¿estaremos tranquilos y satisfechos? Y mi espíritu dijo: No, ganaremos esas alturas para seguir adelante”. Sin utopías, la suerte está echada, la humanidad se hace el harakiri y la historia puede tornarse eterno retorno.
Gabriel Abellán presentó ayer tarde a Juan José Tamayo como intelectual comprometido y como SEMBRADOR de utopías. Es una afirmación con la que me identifico plenamente. Ahora más que nunca necesitamos soñar, pensar que otra realidad es posible y luchar por ello..
2 comentarios:
Cuando las necesidades vitales y primarias nos las convierten en utopías,...¡mal vamos; muy mal...requetemal!
Es verdad lo que dices; pero también es verdad que las utopias son necesarias, tan necesarias como siempre.
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