Y una referencia sugerente extraída de la contraportada: ¿Pueden unos versos de Petrarca cambiar la vida de un hombre? La de Gabriel Siloé, sí, pues a pesar de recibir la noticia de que ha sido galardonado con el prestigioso Premio Pritzker de Arquitectura, camina embrujado por las calles de Budapest, donde reside, con el mismo libro bajo el brazo, sin importarle el éxito profesional, pues está atormentado por su pasado. Una llamada procedente de Toledo, reactiva la necesidad de una segunda oportunidad, aunque esa decisión le haga enfrentarse con su padre tras décadas de distancia y silencio, mostrándose inocente ante la sorpresa que un áspero y violento destino le depara.
Una nueva novela por leer, otra experiencia vital a la que entregarnos en la que, según sigue diciendo en la contraportada, desnuda la inconsistencia de las vidas sustentadas en el poder o el reconocimiento, si previamente no tienen una cimentación pasional que lo validen todo, sabiendo conducir al lector por una historia parabólica y de doble vía entre pasado y presente, que atravesará increíbles paisajes de dos ciudades que ha sabido reinventar.
¡Por lo nuestro!
¡Por lo de todos!
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