Conocí a Ángel Soler en el año 1991, desde entonces hemos compartido camino con muchas aventuras y algunas desventuras, con muchos sueños, algunos casi imposibles, que de su mano se hacían posibles. Desde hace unos meses ya no puedo hablar con Ángel, ya no lo encuentro en la Asociación Tocaos del Ala, ni en cualquier esquina de nuestro pueblo corriendo a toda velocidad en su silla de ruedas. Me encanta pensar en su extraordinario buen humor, en su capacidad de reírse de la adversidad, de hacer simple lo complicado y normal lo extraordinario; el nombre de la Asociación es un buen ejemplo de lo que digo.
Tocaos de Ala abrió sus puertas en el año 1985 en un momento de gran marginación social y legislativa de las personas con discapacidad; entonces las barreras sociales, mentales y arquitectónicas hacía que la mayoría de personas con una grave discapacidad tuvieran grandes dificultades para salir de sus casas, para integrarse socialmente y para hacer una vida lo más normalizada posible. Su continua lucha por la eliminación de barreras y la defensa de los derechos de las personas con discapacidad ha sido ampliamente reconocida a nivel regional, nacional e internacional. Ángel impulso el plan municipal de accesibilidad que fue pionero a nivel nacional. Ha sido una voz que ha reivindicado de forma permanente los derechos de las personas con discapacidad.
En aquellos tiempos otro gran problema era la nula formación especializada de los profesionales que atendían a las personas con discapacidad; ni los mejores médicos, arquitectos o abogados, por poner solo tres ejemplos, conocían profesionalmente las necesidades y características de las personas con discapacidad. A partir de esa constatación empezó una fructífera colaboración, impulsada por Ángel, entre la Universidad de Murcia y la Asociación de Tocaos del Ala. Una colaboración que se concreto en las denominadas jornadas de formación y convivencia entre alumnos de la universidad de Murcia y personas con discapacidad; estas jornadas han sido un referente nacional y durante sus más de 15 años de historia han permitido la formación especializada de cientos de futuros profesionales universitarios.
El pasado 20 de mayo la Comunidad Autónoma le concedió el Diploma de Servicios Distinguidos a título póstumo en atención a sus cualidades personales y humanas, por la labor desarrollada en defensa de la integración social y laboral de todos aquellos que padecieran algún tipo de discapacidad física y en definitiva, por la dedicación y entrega durante los últimos veinticinco años de su vida a aumentar la calidad de vida de estas personas (Decreto nº 72/20011 de 20 de mayo).
Actualmente “su Asociación”, Tocaos del Ala, es un proyecto ampliamente consolidado que cuenta con 480 socios con discapacidad y 125 socios sin discapacidad; once profesionales, tres monitores y más de treinta voluntarios haciendo posibles programas y servicios como el servicio de información y asesoramiento, voluntariado, mentalización social, talleres, clases de adultos, actividades de ocio y tiempo libre, accesibilidad, programas de respiro familiar, Centro de día, ayuda a domicilio, colonias de verano, etc. Además cuenta con un Centro Especial de Empleo llamado Recicla que da trabajo a ocho personas con discapacidad.
Este es el primer año, la primera feria, sin Ángel; su ausencia se nota, la vida sigue y sus logros permanecen. Ángel Soler fue mucho más que un presidente de asociación; fue un amigo, un padre, un hermano, un vecino de Cieza…
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